Muchos de vosotros me preguntáis a menudo qué es la macrobiótica, en el post anterior y en alguno más que encontraréis en mi blog os he ido contando los principios básicos de esta ciencia que viene de la antigüedad pero hoy quiero contaros la historia de la macrobiótica…de dónde viene y por qué tiene tanta fuerza y cala tan hondo en las personas que la practican.
La palabra macrobiótica ya se utilizaba en la antigüedad para designar un método de salud y longevidad y en el libro titulado «consejos para longevidad», podéis encontrar autores que ya desde el 1600 1700 empezaban a hablar de la salud a través de la comida.
Pero es realmente con el doctor japonés Saegen Ishizuka, cuando la macrobiótica llega a nuestros tiempos gracias a las traducciones que hizo del conocimiento tradicional al lenguaje científico. Este médico que trabajaba en el ejército japonés se dio cuenta que la enfermedad siempre se producía cuando había un desequilibrio en nuestro organismo entre sodio y potasio, él aún no hablaba de Yin y Yang pero era capaz de determinar el desequilibrio en el cuerpo producido por alimentos con más o menos sodio y potasio y ya IShizuka hablaba de ingerir cereales integrales, verduras, fermentados, algas, legumbres y dejar la carne para que ese equilibrio reinasé en nuestro cuerpo.
Años más tarde apareció George Ohsawa que influenciado por los estudios de Ishizuka era capaz de curarse las enfermedades que él mismo se provocaba para demostrar que la macrobiótica era efectiva y aunque de una última enfermedad no pudo recuperarse y murió, su extraordinaria labor hizo que en la macrobiótica se unificase el pensamiento materialista occidental con el metafísico oriental
Ohsawa tambien fue quién hizo indispensable el estudio de la dialéctica del Yin y el Yang para practicar y verificar los trabajos sobre uno mismo, así que podríamos decir que fue quien instaló esta terminología para la alimentación. Después apareció Michio Kushi un discípulo suyo instalado el Estados Unidos quien divulgó esta práctica en América y facilitó el acceso de esta ciencia a un público mucho más amplio. Él fue quien estableció la pirámide nutricional en la que la OMS cada vez se basa y se asemeja más aunque en un principio nunca aceptó como la correcta alimentación para todas las personas. Michio Kushi fue quien estableció el Instituto Kushi en Boston y en sus estudios y los de su discipulo René Levy se basa la formación oficial de escuelas como en la que yo estoy Esmaca en Barcelona o la del País Vasco.
Realmente lo que a mí me mueve tanto de esta ciencia es que se considera la salud y el bienestar como algo normal en lo que tenemos que encontrarnos siempre y la enfermedad como una anomalía o desequilibrio causado por elementos externos.
Por eso en la antigüedad los japoneses sólo pagaban a sus médicos si estaban sanos pero cuando enfermaban dejaban de pagarles porque no estaban haciendo bien su trabajo. Así pues la alimentación es mucho más que ingerir alimentos, es intentar buscar un camino hacia nuestro propio equilibrio un camino casi espiritual que nos da la posibilidad de poder percibir el mundo en toda su totalidad y no de una manera egocéntrica y parcial. Por eso la macrobiótica invita a todas las personas a conectarse con su parte más humilde y poder desde ahí contemplar todas las capacidades que tenemos a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos para ser felices y conseguir lo que deseamos en esta vida.
Os dejo algunas reseñas de libros sobre macrobiótica por si os interesa saber más y os invito a que os paséis por mi escuela en Rambla Catalunya número 18 por si queréis una consulta privada informaros en esta maravillosa ciencia que es la macrobiótica.
Estudio de China de T.Colin Campbell Nutrición energética de Jorge Pérez Calvo
Macrobiotic Zen:El arte del rejuvenecimiento y de la longevidad
De Georges Ohsawa
El libro de la Macrobiótica de Michio Kushi
@cristinabrondo_
Fotos de Mariona Villavieja
Look Camiseta Sita Murt // Pantalón Yerse // Sandalias Antik Batik // Reloj Thomassabo