Una escapada asturiana con mucho encanto

¿Estás planeando una escapada tranquila, poco masificada, repleta de autenticidad, naturaleza, mar y buena gastronomía? Entonces San Esteban de Pravia puede ser tu opción ideal. Además, Asturias nunca defrauda… Al contrario, enamora más a cada nueva visita.  San Esteban está situado en el concejo de Muros de Nalón (es inicio y fin de las etapas 20 y 21 del Camino de Santiago por la costa), en el margen de la ría y a pocos metros de su desembocadura en el Cantábrico. 

El pueblo -que huele a verde, a aire puro y cuyos árboles están adornados con textiles de crochet tejidos a mano por sus mujeres- es perfecto para caminar e ir descubriendo sus encantos, como sus casas indianas con fachadas de colores, palmerales y coloridas flores -especialmente hortensias- adornando sus amplios jardines privados. Su llamativa arquitectura incita a fotografiar cada rincón de esas elegantes siluetas de estilo colonial. Otros puntos de la localidad que tienes que conocer son la gran piscina de agua salada y la capilla del Espíritu Santo – a la que se llega después de subir 420 escalones -. Es el punto de partida de una ruta que te conduce hasta la playa de Aguilar, un bonito puerto pesquero y deportivo, siempre animado: aquí fondean las embarcaciones y se practica surf y buceo. La presencia de enormes rocas y los acantilados confiere un gran atractivo a este enclave de gran belleza. 

Pero si hay algo que no te puedes perder es, precisamente, esa ruta de los Miradores que puedes recorrer a pie y que regala unas panorámicas espectaculares. Combina elementos históricos, naturaleza virgen, manadas de vacas y rebaños de ovejas en los márgenes de los caminos, caleyas y una frondosa vegetación, a la vez que te vas sumergiendo en una sensación de paz y tranquilidad. Cualquier rincón de esta senda es fotografiable. También merece la pena subir a pie los 3,5 kilómetros hasta Somao (pueblo ejemplar de Asturias 2020), cuyo núcleo alberga algunas de las mejores muestras de la arquitectura indiana del siglo XIX. Paseando entre sus calles, se puede admirar la riqueza arquitectónica de palacetes como la Casa de la Torre o Casa Amarilla, Villa Marciel, Villa Radis, La Casona, El Noceo, La Casa de Doña Basilisa o La Casa de las Columnas. Una delicia. Otra excursión imperdible es acercarse hasta el famoso pueblo de Cudillero, situado a menos de siete kilómetros. Podrás callejear a tu aire para empaparte de su espíritu marinero, inmortalizar sus casas de colores, subir a sus miradores, comprar productos típicos asturianos y hacer una parada en el restaurante El Faro para degustar sus manitas deshuesadas rellenas de langostinos y sus saquitos de morcilla con mermelada de sidra. 

Por su privilegiada ubicación, San Esteban ha llamado la atención de numerosos artistas e ilustres de la cultura: entre sus notables residentes destacan Sorolla, Fortuny o el poeta Rubén Darío. Además, esta encantadora localidad ofrece ahora un atractivo adicional: el Gran Hotel Brillante, uno de los hoteles boutique más destacables del Principado, regentado con mucho mimo y cariño por el promotor y empresario turístico Fernando Artime. Rodeado de mar y montaña por ambos lados, todo el concepto del alojamiento se basa en la premisa de sentirse mejor que en casa… ¡y lo consiguen! El edificio se ha sometido a una intensa rehabilitación y reforma que ha durado más de un año y ha supuesto una inversión de más de tres millones de euros. El hotel es coqueto y elegante, decorado en tonos cálidos, tierra, anaranjados, verdosos y azules, que evocan las tonalidades del mar Cantábrico. El uso de materiales nobles y naturales caracteriza tanto el mobiliario como los suelos, escalones y barandilla, hechos de roble y castaño. Los baños están revestidos de mármol y cuentan con grifería portuguesa de diseño. Cuenta con catorce habitaciones exteriores con detalles únicos y especiales como los muebles y las puertas, fabricados a medida; los cabeceros de las camas, todos diferentes y forrados con telas de la casa inglesa Designers Guild; las sábanas de cuatrocientos hilos egipcios; o las molduras de los techos que recrean las que había antes. Las últimas plantas albergan la gran joya de esta casa: ocho residencias privadas, muy amplias, decoradas con esmero, en estilo clásico con toques contemporáneos. Ofrecen el equilibrio perfecto para disfrutar de las ventajas de estar en un hotel, pero con la privacidad que ofrece un apartamento espacioso y diseñado con buen gusto. 

El salón donde se encuentra el comedor es precioso, presidido por una barra de mármol negro de estilo art decó y unas columnas de hierro fundido. Aquí es donde se pueden disfrutar de los buenísimos desayunos y brunchs -con repostería elaborada en el hotel, bizcochos caseros, crepés, arroz con leche, showcooking de revueltos al gusto o la selección de embutidos y quesos de la zona, entre otras delicatessen-. En las mesas exteriores del bar, por ejemplo, puedes tomar un aperitivo de conservas premium acompañado de una copa de Champagne Laurent Perrier, del cual son embajadores. Y, sin duda, merece la pena cenar aquí. La carta es corta, pero el producto es fabuloso y el servicio impecable: no os perdáis sus mejillones y el rollo de bonito; o los percebes y las angulas en temporada.

Ideas para los más inquietos. San Esteban de Pravia es un enclave óptimo para hacer ejercicio y practicar actividades en plena naturaleza como senderismo, surf, stand up paddle, yoga, piragüismo, remo, rutas en bicicleta, rutas a caballo o excursiones en barco. Y, por supuesto, puedes decantarte por una jornada de pesca en el Cantábrico si eres de los que te gusta practicar con el anzuelo. 

¿Qué comemos? Aquí hay que disfrutar de las delicias que ofrece la genuina comida marinera; con el valor añadido del excelente producto que ofrece esta zona. Resulta imprescindible probar platos como el “pixín” o rape (en cazuelas, frito o con fabes); salmón, bonito, pulpo, zamburiñas, sardinas, besugo, merluza, mariscos, cachopo, escalopines de ternera al cabrales y las incomparables angulas de San Esteban. Si eso lo acompañamos de las frutas y verduras de sus huertos y de su exquisito repertorio de postres (arroz con leche, el requesón, las natillas, los flanes, tartas de almendra, de manzana de la abuela) tendremos como resultado unos festines irresistibles. Lo mejor: vas a disfrutar de esta deliciosa gastronomía a precios comedidos y te van a servir raciones abundantes. Dos restaurantes de parada obligada en el mismo San Esteban: Cam Ribera -pide su menú para salir más que satisfecho- y La Balanza -aquí tienes que probar el pulpo-. También es muy popular El Vaporín, con una terraza ideal para tomar el aperitivo. Y si prefieres explorar los alrededores, elige el mesón El Carbayu o el Mesonín de Tere

No olvides meter en la maleta… Para esta escapada o para el resto de viajes del verano, lleva contigo el pack especial de seis mini perfumes de Delisea, la marca española 100% vegana. Son ideales para probar fragancias diferentes en cualquier lugar y llevarlos en el equipaje de mano, en tu maleta, en la bolsa de playa, en el bolso… gracias a su formato de 3 mililitros.

Dani García: “Hacer cocina española es más difícil de lo que parece”.

Cae el sol en un entorno mágico. Luz dorada, brisa marina, barcos fondeando y las imponentes instalaciones de Nobu Ibiza Bay (Carrer de Ses Feixes, 52, en la playa de Talamanca) como escenario. En sus acogedores espacios exteriores, a ras del Mediterráneo, BiBo Ibiza Bay acaba de inaugurar su segunda temporada; un restaurante con una ubicación ideal, gastronomía desenfadada y buen producto, que desembarca de nuevo en la isla para posicionarse como visita imprescindible durante este verano: tanto para locales y visitantes, como para huéspedes del hotel.  Quizá el ambiente de lujo relajado y el enclave privilegiado junto a la orilla marina de Nobu Ibiza Bay, provocan una conversación larga y amena en la que Dani García -un tipo honesto, cercano, sensible, buen conversador, gran anfitrión y un cocinero consolidado ya como gran empresario– se muestra generoso y nos permite intuir a la persona que hay detrás del personaje. 

Lejos quedó la polémica generada por abandonar la alta cocina tras conseguir las tres Estrellas Michelin. Una decisión que muchos no comprendieron -compañeros del sector incluidos-, pero de la que él se siente satisfecho. “Sabía que quería acometer otros proyectos alejados de la alta cocina, disponer de más libertad personal y profesional, y tenía claro lo que debía hacer. Ahora soy más feliz y eso es lo importante”. Además, los resultados le han dado la razón y en muy poco tiempo, lo cual es admirable. Actualmente, su grupo cuenta con los restaurantes BiBo (Madrid, Ibiza, Tarifa, Doha y Londres), donde hay que destacar que se come con una buena relación calidad-precio; Lobito de Mar (Marbella, Madrid y Doha); Dani Brasserie en Four Seasons Madrid; Leña (Marbella y Madrid) y el afrancesado Babette, la última y muy recomendable apertura marbellí, aunque pronto llegarán otros dos nuevos restaurantes a su ciudad natal.

Este año, Dani García ha estado en boca de todos por conseguir un hito gastronómico sin precedentes con Smoked Room: entrar en la guía Michelin 2022 con dos estrellas y en tan solo seis meses de vida. A finales de 2021, abrió en Nueva York su concepto Casa Dani, dando de nuevo el salto a la Gran Manzana. En los próximos meses, continuará su expansión internacional en París, Miami y Arabia Saudí. Además, el grupo cuenta con el centro de I + D del chef en Marbella, y el delivery de La Gran Familia Mediterránea.

Comenzamos la charla con una reivindicación de la gastronomía y el producto español. “Hacer cocina española es más difícil de lo que se piensa. En el extranjero está muy arraigada la creencia de que nuestra cocina se basa en las tapas; o en lo que ellos consideran ´ocurrencias raras´ de chefs estrellados. Y la gastronomía española va mucho más allá; de hecho, pocas gastronomías pueden competir con la nuestra. Pero fuera de aquí hay que conseguir elevar la visión y la percepción de la cocina que hacemos”. 

Para él, volver a Nueva York era una asignatura pendiente tras una primera mala experiencia. Desde entonces, ha estado durante nueve años leyendo cada semana las críticas gastronómicas de Pete Wells en el New York Times para intentar comprender qué les gusta a los estadounidenses. “Al final he llegado a la conclusión de que no hay que perder tu esencia para ofrecer lo que otros buscan, sino cocinar con honestidad y ser uno mismo”.  El esfuerzo ha tenido sus frutos y Casa Dani ha recibido la aceptación del crítico, quien alaba sin reservas sus platos y ejecuciones “aunque nos ha metido un poco de caña con la música y el servicio”, recalca Dani, a quien su pasión por la gastronomía le viene casi desde la cuna. No solo por el buen hacer en la cocina de su madre y de su abuela, sino porque a su padre también le apasionaba trajinar entre fogones. Recuerda con cariño las visitas al mercado siendo un niño, en las que compraban el mejor producto que llegaba a los puestos o las ocasiones en las que ambos se iban a pescar juntos angulas. 

A la pregunta de si hay alguna receta que destacaría en su larga trayectoria, no duda en responder ni un segundo. “Hay un plato que me cambió la vida y fue en el año 98: el ajoblanco con sardina ahumada, caviar de arenques e higos. Hasta ese momento yo hacía una cocina intuitiva; a partir de entonces comencé a crear de una manera reflexiva, siendo consciente de la importancia que tiene contraponer sabores y matices”.

Dani García también reconoce que a él le resulta más complicado dar de comer bien por 50 euros en Lobito o en BiBo, que hacerlo por 300 euros en Smoke Room. Y lo justifica: “La creatividad ilimitada es sencilla. Lo complicado es hacer la creatividad sostenible y rentable a nivel empresarial”. En cualquier caso, su profesión le resulta altamente gratificante “porque hay pocos oficios artesanales que consigan hacer felices a los demás con el trabajo de tus manos; y la cocina lo es”. 

No es un ningún secreto que es un experto de la almadraba y un forofo del atún, puesto que en sus cartas este fruto del mar es uno de los grandes protagonistas; aunque quizá no sea tan conocida una de las últimas ideas que le rondan: “Le estoy dando vueltas a una receta con la oreja del atún; quizá también a alguna otra con el paladar. Es posible que, próximamente, introduzca un plato con la oreja en Smoke Room”. También señala con convicción que, “el atún en la actualidad es tan importante como el cerdo ibérico, aunque la masificación atunera de los últimos años podría llegar a desvirtuarlo”.  Todavía le quedan muchos retos personales por cumplir. Y en el ámbito profesional, le gustaría poner en marcha un proyecto que anhela desde hace tiempo: “Montar una cadena de hamburgueserías”. 

Conociendo a Dani García.

  • Profesionalmente, prefiere definirse como cocinero antes que como chef. 
  • Ya no cocina en sus restaurantes, pero sí lo disfruta haciéndolo en casa. 
  • Aunque es del Barça, se siente un empresario con espíritu madridista “por aquello de permanecer en la lucha y pelear hasta el final, aunque en la teoría uno no sea el mejor”. 
  • Si quieres sorprenderlo en la mesa es tan simple (o tan complicado) como prepararle un filete de pollo a la plancha perfecto de punto, acompañado de unas buenas patatas fritas.
  • Si te invita a cenar es posible que prepare un plato de pasta.
  • Le gusta mucho el foie y le encanta la cocina tradicional, como los guisos de lentejas, las fabes o las migas
  • No bebe alcohol, aunque sí lo prueba para utilizarlo en sus platos, como los vinos de Jerez o el Oporto. 
  • Opina que el caviar está sobrevalorado y la patata infravalorada.
  • Las ciudades en las que le gustaría triunfar (además de Nueva York) son Tokio y París. 
  • Admira a Nobuyuki Matsuhisa, creador del universo que lleva su nombre; precisamente, uno de sus primeros homenajes gastro fue en el Nobu de Tribeca con veintipocos años.  
  • Lleva personalmente sus redes sociales y, de vez en cuando, replica con argumentos alguna crítica cuando lo considera oportuno. 
  • Resulta imposible sonsacarle la receta de su afamada salsa secreta bull, aunque quizá muy pronto tengamos una sorpresa…

Los hoteles boutique que te van a enamorar

Marbella es un destino que siempre tenemos en mente en cuanto llega el buen tiempo, aunque fuera de temporada es tan atractivo (o más) que durante los meses de verano. Cada año se renueva con fabulosas aperturas en todos los ámbitos relacionados con el ocio. Y aunque uno de los aspectos más complicados de manejar en plena temporada alta es el alojamiento, los amantes de este enclave andaluz estamos de enhorabuena: acabo de descubrir los nuevos hoteles boutique de La Ciudadela, establecimientos con alma que se han propuesto dar un vuelco a la forma de pernoctar en el casco histórico marbellí. Y lo están consiguiendo. 

Ubicados en edificios singulares con historia, hacen que te sientas como en casa, pero ofreciendo experiencias vanguardistas y de auténtico lujo: cada uno de sus establecimientos son una oda al detalle y la distinción. Combinan la arquitectura señorial del siglo XIX y principios del XX, con un interiorismo en el que destaca el buen gusto. Es complicado encontrar un rincón de cualquiera de sus establecimientos en el que no te sorprenda alguna de las piezas que han seleccionado para la decoración. Todos han sido reformados completamente, pero manteniendo los elementos que les dotan de singularidad y que forman parte del pasado de la ciudad, aunque apostando por el diseño y el confort: fusionan con acierto artesonados, cerámicas o maderas nobles, con textiles, papeles, adornos o esculturas contemporáneas. 

Aquí todo importa, por lo que vas a disfrutar de sábanas de algodón egipcio de quinientos hilos, carta de almohadas, mobiliario hecho a medida, amenidades de Loewe, plancha y secador de pelo GHD personalizados, o de un mini bar SMEG surtido de marcas como Cinco Jotas o caviar Riofrío. Mención especial al impecable servicio de todo el personal.  Aunque pronto llegarán nuevas aperturas, los tres establecimientos en los que ya puedes reservar son:

  • Maison Ardois, situado en la emblemática calle Ancha, ocupa un espectacular edificio con solo nueve habitaciones. Su suite de techos infinitos es perfecta para disfrutar de una escapada romántica e inolvidable. 
  • Santo Cristo, en la plaza del Santo Cristo de la Vera Cruz, tiene quince habitaciones que rodean la corrala de una casa señorial en la que te quedarías a vivir. 
  • Y El Castillo, recién inaugurado hace pocas semanas, se encuentra rodeado por la muralla medieval en el corazón de la plaza de San Bernabé, a pocos pasos de la mítica plaza de los Naranjos. Su rooftop promete convertirse en un nuevo place to be, no solo para los visitantes sino para el público local. 

En todos los hoteles está incluido un estupendo desayuno a la carta y elaborado al momento con la reserva de las habitaciones. Además de la ya destacada azotea de El Castillo -que es espectacular-, los otros dos hoteles también cuentan con coquetos rooftops que ofrecen buenas vistas de la ciudad.

En La Ciudadela también han cuidado mucho la oferta gastronómica, algo que en nuestros días resulta indispensable en los hoteles de calidad. De momento cuenta con dos restaurantes: Thaissence ofrece una cocina de fusión thai-peruana y ya se ha hecho un hueco entre los mejores de la ciudad. Y el recién inaugurado Afuego, un precioso espacio con pocas mesas que invita a la intimidad. Su propuesta está centrada en los pescados y carnes a las brasas, así como en el producto local de mercado. Muy buenas las verduras, como los espárragos blancos, las alcachofas con foie y yema campera, los tomates o sus lechugas hidropónicas. Y atención a entrantes tan deliciosos como los boquerones a la bilbaína o los mejillones bravos, cuya salsa terminarás a cucharadas.  Como postre, el flan trufado es una genialidad. 

Un último apunte: el equipo de Bespoke Experience organiza tu estancia de manera integral si así lo deseas, creando experiencias hechas a medida. Para que te despreocupes de organizar tu estancia y únicamente te dediques a disfrutar de Marbella y sus alrededores. 

El renovado esplendor de un clásico atemporal

“No se puede concebir Madrid sin Lhardy».

José Martínez Ruiz, Azorín.

Carmela Díaz. En la Carrera de San Jerónimo, muy cerca del Congreso de los Diputados, destaca una fachada muy representativa: la del restaurante Lhardy, un referente para los amantes del buen comer, toda una institución en la ciudad y, posiblemente el establecimiento que atesora más cultura de todo Madrid. Abierto desde el siglo XIX, por sus muros pasaron (y lo siguen haciendo) escritores, periodistas, intelectuales, políticos, artistas, presidentes, reyes y emperadores.

Se advierte su solera antes incluso de traspasar el umbral de la puerta. Y sus estancias muestran piezas únicas de gran valor, al estilo de un pequeño museo. Fue el primer restaurante de España, con permiso de Botín que se instauró en 1725, pero como casa de comidas. También fue el pionero en tener mesas separadas, en adornarlas con flores, vestirlas con manteles blancos, servilletas, cubertería de plata y ofrecer un menú escrito. Además, estas salas están vinculadas a la monarquía de nuestro país. Aquí venía la reina Isabel II a comer, beber, a entretenerse con sus amistades más íntimas de la corte y a olvidar su corsé. Lhardy fue el primer sitio en el que las mujeres podían venir solas. 

El plato estrella siempre ha sido su cocido -del que son muy aficionados toreros, artistas, periodistas y empresarios- que se sigue elaborando igual que en sus inicios: a fuego lento durante más de cuatro horas. Cocinan el garbanzo como último ingrediente, después de que el caldo se haya asentado y adquirido sustancia. Servido en sus vuelcos, otra de sus señas de identidad es el modo en el que llega a los comensales: en soperas y bandejas de plata, lo cual le otorga un punto sibarita a este plato tan popular del recetario español. Primero traen la rica sopa de fideos cabello de ángel, de sabor intenso, de las que reconforta el estómago y hasta el alma. Después llegará una gran bandeja con los garbanzos pedrosillano manchegos y las carnes; y, por otro lado, las verduras de Carabaña. Entre sus ingredientes, además de los ya nombrados, se encuentran el chorizo de León, morcilla de arroz y secreto ibérico estilo Burgos (Casa Alba), longaniza trufada de cerdos de Euskal Txerri, tocino ibérico, morcillo de buey gallego, tuétano de vaca gallega, jamón ibérico de Huelva, foie del Ampurdán en escabeche, costilla ibérica de Sierra de Villuercas y relleno de cocido de ropa vieja. A todo ello hay que añadir los acompañamientos: salsa de tomate de la casa, recién hecha, cebolleta suave, piparras y encurtidos. 

En esta nueva etapa -ahora pertenece a Pescaderías Coruñesas, a cuya familia propietaria hay que agradecer que haya apostado por revivir este gran tesoro capitalino- el emblemático restaurante es mucho más que cocido. Mantiene el impecable servicio de todo el equipo, la esencia original, el espíritu clásico y la filosofía de sus orígenes; pero en la carta actual conviven platos que ya forman parte de la historia de la gastronomía madrileña -como las croquetas, los callos, el solomillo Wellington, el pato canetón de las Landas asado a la naranja con su receta centenaria, el delicioso consomé que riegan con un Palo Cortado propio o el suflé-, con nuevas creaciones como el lenguado Evaristo al champagne o la lubina Bellavista, que se sirve en frío, pero cuya textura y jugosidad sorprende. Tampoco falta el premiado salmón ahumado de Pescaderías Coruñesas con el huevo hilado Lhardy; el caviar Osetra con pan de cristal y mantequilla o un riquísimo salpicón de bogavante gallego aderezado con el jugo de sus cabezas. 

Hay que destacar dos acertadas novedades: las sugerencias del día que van cambiando según el producto de temporada, y que se benefician del pescado y marisco fresco que llega desde las mejores lonjas a la casa madre; y el carrito de quesos para elaborar tu propia tabla como postre, y que llega junto a una compota de manzana y membrillo caseros. Todas estas incorporaciones culinarias consiguen que Lhardy, además de para disfrutar comidas o celebraciones especiales, resulte ahora una opción muy apetecible a la hora de la cena. 

En la planta a pie de calle se mantiene la tienda, completamente renovada, donde encontrarás una amplia selección de productos delicatessen y una extensa bodega (atención a su ginebra y vinos de Jerez propios), tanto para tomar como para llevar a casa. Puedes seguir disfrutando del famoso consomé servido directamente de su samovar, las croquetas de cocido, las míticas barquetas de riñones o su nuevo bocatín de calamares, que está llamado a convertirse en otro de los clásicos de la casa. Una perdición… 

 

Saborea exotismo y espiritualidad en forma de cóctel 

¿Singularidad refinada, un entorno evocador, buena cocina y los cócteles más espirituales del momento? Todo esto es posible en pleno corazón de Madrid y el culpable es uno de los mejores restaurantes indios de España.

 

El origen de Benares hay que buscarlo en Londres, en el establecimiento homónimo de fama internacional que abrió su réplica en Madrid en 2015 (calle Zurbano, 5). El nombre hace referencia a la ciudad natal de su propietario, también conocida como Varanasi, una de las urbes más antiguas de la India y considerada la más sagrada del hinduismo. Desde su apertura se ha consolidado como un referente capitalino de alta cocina india. La decoración es uno de sus puntos fuertes; destaca el bar acristalado que encontramos nada más acceder, la sala principal con sus celosías de madera, iluminarias o coloridos terciopelos; así como los amplios ventanales que brindan exóticas vistas a un patio exterior que alberga un estanque. El jardín interior es como un relajante oasis en el centro de la ciudad.

Entre los platos estrella de la carta de Benares figuran el clásico curry chicken tikka masala; los langostinos marinados en chile de Cachemira; mejillones gallegos en curry a base de leche de coco; pescado marinado en cilantro y jengibre, hoja de curry y cilantro; las carrilleras de cerdo ibérico estofadas; y, por supuesto, los currys tradicionales de carne y pescado. Muy buenas las verduras al tandoor, marinadas en mango y tamarindo, y deliciosa la leche de coco que acompaña algunos platos de pescado. Resulta obligatorio probar sus lentejas negras o amarillas al estilo tradicional, que están muy ricas. Tampoco podía faltar uno de los platos más icónicos y representativos de esta gastronomía: el Thali que sirven de lunes a viernes al mediodía (24 euros) y que tiene la misma estructura que el tradicional indio. Va acompañado de un pan tradicional hecho al tandoor, arroz y tres guarniciones, como las lentejas negras tradicionales, la crema de espinacas con paneer y coliflor, o las patatas salteadas con espinacas. Algunos de los platos que se pueden probar en el Thali son el curry de pollo en salsa de moong dal; el curry de salmón en salsa andhra de cebolla; la panceta de cerdo marinada y asada al tandoor con cebolleta china y cilantro; o la coliflor en pakora sobre base de ensalada de pimientos rojos y jengibre. 

Pero la novedad que me ha conquistado por el original trasfondo que tiene y por su cuidado diseño, es su nueva carta de cócteles que se inspira en la medicina tradicional india y rinde homenaje a la búsqueda del equilibrio entre los cuatro elementos que forman al ser humano -alma, mente, emociones y cuerpo-. Ha sido creada por Nathaly Bustamante y Rodolfo Lamanna, los bartenders del restaurante. Y es que, según la tradición india, la naturaleza está compuesta por cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter o espacio, que se manifiestan en las cuatro partes del ser humano a través de combinaciones diferentes con las tres bioenergías llamadas doshas: Vata, Pitta y Kapha.

A través de esta novedosa iniciativa, los amantes de la mixología podrán elegir el cóctel que mejor combina con su dosha predominante. La naturaleza de Vata se caracteriza por el movimiento, una mente sensible y creativa, y una constitución que tiende a ser delgada, ligera y activa. Las opciones perfectas para este dosha que representa la unión del aire y el espacio, son cócteles como El Duende, elaborado con ginebra, vino Fino Tío Pepe, limón, citronela y bitter de cardamomo; Figaro, a base de ginebra, licor de higos, Martini Fiero y limón; el Tomato Delight, con ginebra, agua de tomate clarificado, albahaca, limón y top de cava; o Kashi, elaborado con mezcal, Lillet Blanc, licor de hierbas, cordial de lima keffir encurtida y lima. Por su parte, aquellos en los que predomine el dosha Pitta, que representa la unión del fuego y el agua, con predominio del fuego, tienen una naturaleza de carácter fuerte, con metabolismo acelerado, buen apetito y son de mente ambiciosa, clara y sistemática. Para ellos los cócteles adecuados son el Margarita Masala, con tequila, Chartreausse Amarillo, mezcla caliente (a base de dos tipos de naranja) y lima; el Mango Madness, elaborado con whisky, Laphroaig 10, chutney de mango, Cointreau y lima; y el Santa Mezcla, que combina ron, bourbon, mezcla caliente, cold brew y bitter de cacao.

El dosha Kapha representa la unión del agua y la tierra. Los Kaphas son pacientes, reflexivos, leales y tienden a mostrar deseos y apegos excesivos. Su energía es estable. Para ellos proponen cócteles como El Jardín, a base de ginebra, pepino, limón, albahaca, ginger-beer y Green Chartreuse; el Imli, con vodka, licor de flor eléctrica, shrub de tamarindo y lima; o el Indian Tikki, a base de ron infusionado en coco, licor de plátano, fruta de la pasión, raita de coco, piña asada en tandoor y cardamomo.

Os animo a que descubráis estas combinaciones exóticas, protagonizadas por los sabores más característicos de la India -especiados, picantes y frutales- y elaboradas con ingredientes típicamente hindús como el chutney -un tipo de mermelada de frutas con especias-, el tamarindo o el vinagre de coco. ¡Os van a encantar!

Posiblemente, la mejor experiencia hotelera del año

Si estáis buscando un destino donde ser felices, no lo dudéis: Royal Hideaway Corales Resort (el Mejor Resort y mejor Hotel Villa de Lujo por World Travel Awards, este último, por tres años consecutivos) es vuestro sitio. La joya de Barceló Hotel Group en España, es el escenario perfecto para una estancia inolvidable, de esas que estás deseando repetir antes incluso de abandonar sus mágicas instalaciones.

Si eliges este hotel como destino podrás disfrutar de una estancia reparadora, repleta de lujo, relax y gastronomía de altura. Pero si prefieres conocer a fondo la preciosa isla de Tenerife, te pueden organizar las mejores experiencias y visitas diseñadas a medida. Se ubica en Costa Adeje, una de las zonas isleñas más exclusivas. Tanto en el pueblo de La Caleta -a pocos metros-, como en la playa del Duque -a diez minutos caminando- vas a encontrar agradables paseos marítimos, miradores, terrazas, buenos restaurantes, espacios de shopping…

 

¿Lo mejor? Tanto si viajas en una escapada romántica como en unas vacaciones familiares, vas a estar muy cómodo porque el complejo está dividido en dos hoteles: el Corales Beach, solo para adultos; y el Corales Suites, galardonado como Mejor Hotel para Familias de Europa y del Mediterráneo 2021 en los premios Condé Nast Johansens por segundo año consecutivo. Sus suites (de uno, dos y tres dormitorios) con piscina privada, y sus villas individuales (también con piscinas e inmensas terrazas con vistas al Atlántico) son adictivas: cuando las conoces te quieres quedar a vivir en ellas. Están ideadas como un hogar más que como un alojamiento temporal, hasta el punto de que los equipamientos son tan completos como los que tienes en casa.

Diseñado por el arquitecto tinerfeño Leonardo Omar (también ha sido premiado a nivel mundial como “Mejor Hotel de Lujo en Arquitectura y Diseño” en los World Luxury Hotel Awards 2020), el resort consigue que te sientas en permanente conexión con la naturaleza y el mar. Los espacios abiertos son los protagonistas en las zonas comunes, ofreciendo unas vistas incomparables del océano y la isla de La Gomera desde todo el complejo.

Atención a sus experiencias a medida porque son muy interesantes, como el Chef in room, una cena única de la mano de un chef en la propia habitación. O un amanecer tan recomendable como instagrameable: su desayuno flotante para disfrutar de manera íntima desde las habitaciones con piscina privada. Recibirás un desayuno servido en bandeja flotante con música, un timple canario, bongos, maracas y otros accesorios. Y entre las delicatessen que podrás degustar están una copa de espumoso, smoothies caseros, tartar de tomate con aguacate, tortilla de papa y batata amarilla (espectacular) con mojo, pancake de plátano, bizcocho de limón, fruta local de temporada, yogurt de cabra o un riquísimo surtido de quesos canarios y panes recién horneados.

Pero, sin duda, el máximo valor diferencial es su alta gastronomía. Comenzando por la mixología de autor de Maresía, perfecta para disfrutar de un cóctel en el rooftop mientras cae el sol frente a tus ojos y el cielo se tiñe de rosa.

Su restaurante estrella es El rincón de Juan Carlos, dirigido por los hermanos Padrón, Juan Carlos y Jonathan, máximos referentes de la cocina canaria en la actualidad, con una estrella Michelín y dos soles Repsol. Su menú degustación sigue en plena forma, creciendo, sorprendiendo en cada pase, maximizando las texturas y los sabores, pero en una nueva localización a la altura de su talento. En sala, sus respectivas mujeres María José y Raquel, ambas sumilleres, consiguen culminar una experiencia redonda.

El restaurante italiano Il Bocconcino es una propuesta que sorprende. Esencia italiana de fondo con unas elaboraciones cuidadas, originales y algunos pases en el menú degustación que bien podrían ser de Estrella. Atención a su carbonara o su plin de Osobucco con fondo de azafrán y regaliz. Hacen los panes en sus propios hornos y el panettone salado de tomate es una auténtica maravilla. El chef Nikki Pavanelli hace un trabajo extraordinario, muy bien acompañado en sala por el sumiller italiano Gionathan Sinigaglia.

San Hô es su restaurante de cocina nikkei; teniendo en cuenta que en España no hay grandes referentes en este tipo de gastronomía y comprobando su buen hacer, bien podría posicionarse entre los mejores de nuestro país. Sus fondos son buenísimos con mención especial para el dashi de shitake que acompaña al usuzukury de wagyu; el caldo de puchero canario que acompaña a la gyoza, y el triple caldo del ramen (cerdo, pollo y ternera). Algunos pases como la frijolada de aji amarillo, callos de bacalao y anguila ahumada; y el galete de atún son sobresalientes. Al mando de los fogones se encuentran Adrián Bosch y Eduardo Domínguez; y en la sala el siempre agradable Vicente Chau Tsang. Otro tándem muy bien engranado.

Star Fish es el restaurante dedicado al producto. Buenos pescados y mariscos al Josper con gran cuidado al producto local. Imprescindibles las croquetas de cherne, el carabinero de la Santa (Lanzarote) de un calibre extraordinario, los pescados a la brasa, y las papas negras con mojo. Pregunten a Nilo, el maître por los vinos de las islas: sus recomendaciones siempre son bienvenidas y su trato exquisito.

 

Por último, hay que destacar los desayunos: nivel alto, productos de mucha calidad y una amplia variedad. Y una mención especial a todo el equipo y el personal de este hotel: trabajan para hacerte feliz. Y eso se nota.

La Provenza es rosé

¿Sueñas con una escapada única a La Provenza, entre chatêaux de ensueño e incontables viñedos? Si la respuesta es sí, sigue leyendo. Vas a descubrir una ruta mágica, de esas que te envuelven por completo y de las que no apetece regresar. Porque si sabes contemplar más allá de lo obvio, la realidad es más hermosa que la ficción.

Esta región se extiende desde los Alpes hasta la glamurosa Costa Azul; está repleta de paisajes montañosos que se asoman al Mediterráneo, olivos, limoneros, almendros, campos de lavanda, residencias solariegas, fachadas recubiertas de plantas trepadoras, caminos serpenteantes y viñas centenarias.

Puedes hacer tu primera parada en Niza tras aterrizar (hay vuelos directos desde España a buenos precios) para tomar un café en el mítico Negresco. Yo siempre lo hago en mis visitas. Su característica cúpula rosa -dicen que está inspirada en los pechos de la Bella Otero- es un icono de esta ciudad. Su edificio, estilo belle époque, se convirtió en un punto de encuentro de la aristocracia europea del siglo pasado. Desde allí acudían a derrochar sus fortunas al casino de Montecarlo, el cual también recomiendo visitar: en un día te da tiempo a conocer los rincones legendarios del Principado del lujo.

A apenas treinta minutos en coche se encuentra Cannes, cuna del festival de cine más emblemático, con permiso de Venecia. ¿Qué tal tomar un aperitivo en el beach club del Ritz Carlton mirando al mar en un día soleado? Sus sombrillas y camas de rayas blancas y azules recrean distinguidas estampas de otra época. Navegar hasta la cercana isla de Santa Margarita es otra excelente opción.

Cuando dejas atrás la Riviera y te adentras en el genuino corazón provenzal, descubrirás chatêaux de cuento a la vera de cada recodo, paisajes bucólicos, villas señoriales que pertenecieron a la nobleza, muros pétreos, colinas ondulantes, pueblos medievales y valles interminables de viñedos que destinan casi el 90% de su producción a elaborar los mejores rosados. Y es entonces cuando quedarás cautivada para siempre con la vida en rosé de esta región.

 

Acude al espacio de venta y exposición del Château d´Esclans para degustar su excelente gama de vinos. Sacha Lichine, fundador de esta bodega, afirma que “en el valle de Esclans los ángeles susurran. Si bebes Whispering Angel -una de sus etiquetas más representativas- es posible que los escuches. Si nos visitas, es posible que los veas…”. Razón no le falta. En esta finca mágica rodeada de miles de hortensias que florecen en temporada, se erige un imponente château -reconstruido en el siglo XIX- inspirado en la arquitectura de las villas toscanas; es el lugar donde Lichine produce sus vinos rosados de alta gama, entre los más apreciados del mundo año tras año.

Unos vinos de sabor refrescante y afrutado, tan característicos por sus diversos colores pastel que abarcan desde el anaranjado al salmón, pasando por todas las tonalidades del rosa. Las uvas cultivadas en esta propiedad se recolectan durante la noche o por la mañana temprano, para aprovechar las temperaturas más frescas con una técnica que consiste en apurar hasta su máxima madurez para potenciar el sabor. Estas parcelas se trabajan de igual forma que los vinos más selectos utilizando tecnología punta; como la máquina clasificadora con ojos ópticos y nitrógeno para evitar la oxidación, su enfoque de fermentación en barrica con temperatura individual controlada y un proceso de assemblage que permite crear las diferentes expresiones del rosado. Sus vinos de excelsa calidad se añejan en roble.

Hay un Château d´Esclans ideal para cada momento: The Palm es suave, con una botella muy cool, perfecto para una divertida pool party o una baby shower.  Whispering Angel, que combina las uvas francesas más dulces y frescas, es el rosado más vendido en Estados Unidos, lo que demuestra que estos vinos no son una moda pasajera, sino una tendencia al alza. Si buscas etiquetas más premium elige Château d´Esclans con notas florales, frutos rojos, y toques de vainilla y pera: puede ser redondo para sorprender en una primera cita; yo elegiría el elegante vino Les Clans para una cena romántica. Y para celebrar una ocasión especial no lo dudes: hay que brindar con Garrus, el rosado más prestigioso a nivel internacional.

¿Dónde alojarse por la zona? Chez Bruno es el mejor restaurante de Francia dedicado a la trufa y además cuenta con un alojamiento bucólico, repleto de encanto. Está situado a pocos kilómetros del château, rodeado de otras tantas bodegas para visitar, y su entorno seduce con una vegetación frondosa, terrazas bajo emparrados, densos arbustos, moreras, esculturas clásicas, cenadores y un ambiente puramente provenzal. Su cocina es espléndida y merece la pena probar alguno de sus menús degustación donde las trufas protagonizan cada plato, con algunos pases inolvidables.

Marbella también es para el otoño. Te damos las mejores pistas

Me gusta visitar Marbella fuera de la temporada de verano porque conserva toda su esencia, pero sin agobios. La temperatura sigue siendo perfecta, las terrazas continúan animadas y los restaurantes a tope, aunque puedes encontrar mesa sin problema y las playas se encuentran mucho más tranquilas. Si estás pensando en viajar allí en las próximas semanas, apunta estas tres direcciones. ¡ Te van a enamorar!

La Milla. En mi opinión es uno de los mejores chiringuitos de España en la actualidad, tanto por la calidad gastronómica como por su servicio. Desde que lo conocí, visito La Milla siempre que viajo a Marbella. Con una ubicación excepcional, situado entre el Marbella Club y Puente Romano, se ha convertido en un templo del producto y de la cocina andaluza. Su carta está compuesta, principalmente, por mariscos y pescados procedentes de las costas cercanas. Seleccionan la mejor materia prima que se adapta siempre a la temporalidad, disponibilidad del producto y a las capturas diarias.

Lo mejor es dejarse aconsejar por los fuera de carta del día, pero os recomiendo que probéis los carabineros a la brasa, con patatas chip, huevos fritos y caviar; los espetos que elaboran con todo tipo de pescados; las frituras tradicionales -ojo al bogavante frito acompañado de salsa tártara-; el marisco cocido de las costas andaluzas y su famoso tartar de atún con yema de huevo curada en soja, clara frita y caviar. Los arroces también los hacen muy ricos. A mí me gusta mucho su versión del gazpacho andaluz acompañado por salpicón de centollo y tartar de verduras. Atención a su bodega con más de ochocientas referencias nacionales e internacionales. Además, La Milla dispone de lujosas camas de playa junto al Mediterráneo para alargar la tarde disfrutando de vistas al mar, mientras saboreas su coctelería, donde no faltan los clásicos ni tampoco los cócteles de autor. Aunque a mí me gusta disfrutar de esas camas durante la hora del aperitivo con una copa de champán, un plato de jamón ibérico y un salpicón de pulpo asado a las brasas con pulpa de tomate rallado y vinagre de Jerez.

Un clásico atemporal que hay que conocer. El Marbella Club siempre es un punto de encuentro ideal para los amantes del disfrute, la buena comida y un ambiente muy especial durante todo el año. Os aconsejo acudir a El Patio, su nueva propuesta gastronómica donde el chef Armando Codispoti ha creado una oferta culinaria inspirándose tanto en los platos caseros italianos como en las raíces turcas. Imprescindible su sandía con lima y mermelada de chile o sus pizzas artesanas elaboradas en el horno de leña. La que en su día fue la residencia privada del príncipe Alfonso de Hohenlohe, ofrece unas habitaciones y villas cuidadas al detalle y rodeadas de jardines subtropicales; dos piscinas exteriores climatizadas; un Thalasso Spa -con piscina interior dinámica de agua de mar; hammam, saunas finlandesas, un solárium y doce salas de tratamientos totalmente equipadas-; un programa de bienestar holístico inspirado en la cultura mediterránea; pistas de tenis, de pádel, una galería comercial, un centro ecuestre, y un campo de golf de 18 hoyos en las colinas de Benahavís diseñado por Dave Thomas. Hay tal cantidad de actividades y servicios disponibles que, si lo deseas puedes disfrutar de una experiencia única de máximo lujo sin salir del hotel.

El desembarco de un mexicano top. En la Milla de Oro ahora también se vive una gran fiesta mexicana con la llegada de Mantarraya MX, un recorrido gastro por los casi ocho mil kilómetros del litoral Pacífico mexicano desde Ensenada y Baja California hasta Chiapas. Los pescados y mariscos toman el protagonismo de una carta donde se incorporan elaboraciones como la fritura de gallineta entera preparada sin harina gracias a una técnica a base de agua y sal que permite deshidratar el pesado y freírlo para que quede completamente crujiente por fuera y tierno por dentro; se come en refrescantes tacos de cogollos de lechuga con pico de gallo y salsa de chiles toreados. También están buenísimos los tacos de carabinero a la diabla o de bonito, y el carabinero zarandeado a las brasas. Resulta muy original el guacamole Mantarraya MX con vieiras y emulsión de chiles jalapeños. También se ofrecen otros éxitos “marca de la casa”, como la lubina a la talla con adobo rojo de chile guajillo y adobo verde de chile poblano, cocinada a la brasa; los tradicionales tacos; el tuétano a la brasa con tostadas de atún rojo toreado y emulsión de chiles serranos, o las mamelas de langostinos enchipotlados.

Y, por supuesto, apunta estas direcciones porque son imperdibles: Puente Romano y su animada plaza por las noches; Nobu para ver y dejarse ver; Capuccino Café para desayunar o tomar un cóctel a media tarde; Ta-Kumi si te gusta la buena cocina japonesa de altura; El Lago para comer muy bien rodeados de un entorno excepcional; y Trocadero y su ambientazo diurno.

Hemos probado el nuevo menú de Coque y este es el veredicto

Adentrarse en el universo de Coque es experimentar todo lo que se espera de un restaurante biestrellado Michelin. Puesta en escena impecable, servicio de sala sobresaliente, detalles cuidados con mimo, maridajes magníficos, excelso producto, momentos que sorprenden y una gastronomía muy top. En pleno barrio de Chamberí, los hermanos Sandoval continúan haciendo magia y ahora nos presentan su nueva experiencia global: “In Bloom”, un estupendo recorrido de seis actos.

Mantienen de otros años lo que es un auténtico acierto (las características del impresionante local, ayudan): hacer un tour por cada uno de los espacios gastronómicos de Coque a lo largo de las fases del menú. De esta manera se tiene la sensación de estar experimentando muchos restaurantes en uno solo.

La experiencia comienza en el Bar, un rincón íntimo con un punto canalla, ubicado en la planta de abajo, con una secuencia de aperitivos y un cóctel de bienvenida, Gin Monkey 47, la frescura de un sorbete nitro de Bloody Mary y un taco de miso de garbanzo y foie. Después se pasa a la Bodega, un espacio que impacta por su diseño y por los tesoros que esconde: cuenta con más de tres mil referencias de vinos y licores seleccionados de todo el mundo, donde Rafael Sandoval ofrece una cata de Fino Tío Pepe,  junto a una degustación de hoja con steak tartar de toro bravo y embutido de toro bravo ahumado; seguidamente se entra en la Sacristía, la cava de champanes -un rincón único- que acoge etiquetas  de las mejores añadas; allí se brinda con una copa de Laurent-Perrier La Cuvée, acompañado de un dorayaki de skrei y aceituna y yema hidrolizada de erizo de mar. Consiguen que sientas el mar en tu boca: es como la máxima expresión de un percebe, una ortiguilla o el propio erizo.

El recorrido continúa con una inmersión en la Cocina, el corazón de Coque, donde se puede contemplar el trabajo del equipo de cocineros en directo. ¡Todo un espectáculo! Allí se prueban una espardeña a la brasa con ají amarillo (una explosión de sabor con una textura increíble) y un buñuelo aireado de chistorra hidrolizada, con cerveza de trigo Casimiro Mahou.

La experiencia se traslada finalmente a la Sala. Ya sentados se disfruta de una sucesión de pases de platos con trilogías de producto, que puede acompañarse con una recomendable armonía de vinos; se prueban auténticas joyas líquidas. ¿Por qué trilogías? Mario Sandoval nos explica que este menú capta bocados, esencias, y para captar la esencia de un alimento tiene que ser pequeño: en el mar, en la huerta, en los pescados, en los frutos secos… Es importante que esos bocaditos, jugos, salsas estén muy concentradas, que llamen la atención y que el comensal disfrute de comenzar un nuevo plato y de probar más cosas.

Interesante -y original- apertura utilizando los frutos secos como ingrediente principal de la trilogía de platos fríos: una intensa y rica sopa fría de almendra con agua de chufa y curry verde; granizado de maíz tostado, cacahuete con aguacate y jalapeños; y salmorejo de kimchi con romescu de avellana y escacha de agua de tomate. Seguidamente, el trío de mariscos, uno de los mejores momentos de la cena. Atención a los fondos de estos platos porque son espectaculares: gamba blanca al amontillado; berberecho gallego en escabeche templado de albariño; y chipirón (pura seda) de anzuelo en su tinta con salsa de soja y chile. Después llega el cuarteto de verduras recolectadas directamente de la huerta de los Sandoval: ravioli de apio nabo y consomé de tendones con jengibre y nueces (otro fondo riquísimo); hummus de garbanzo; tomate pasificado con perlas de Palo Cortado, y emulsión de lechuga romana con apio y hojas verdes.

Entre la secuencia marina, se encuentran pescados elaborados con diferentes técnicas, como la lubina salvaje con caviar Osetra y musgo de mar; el caldo corto de lubina con cebollita fresca francesa (parece que te estás bebiendo el pescado); el helado acidulado de anguila ahumada (para tomarse una bola entera); sashimi de salmonete curado con cítricos y huevas de lucio, y crujiente de salmonete en escabeche con erizo de mar al tikkamasala. Finalmente llegan las elaboraciones con carne que acaban con la secuencia del plato emblemático de la casa: cochinillo lechón con su piel crujiente lacada, y chuleta confitada, saam de manita melosa y perretxicos.

Por último, el cuarteto de postres: fresitas con espuma de lichi (esa espuma es adictiva) y agua de rosas; tartita de almendra y limón con albahaca; sorbete de piña y lima con aguacate; y ganache de chocolate Piura al Pedro Ximénez y esponja de café. Todavía aguarda una sorpresa final en forma de carrusel rosa…  Un apunte: algunas de las piezas de la vajilla son para llevártelas a casa.

Charlando con el gran Mario Sandoval, le preguntó cuál fue la inspiración para diseñar un concepto tan sugerente como In Bloom: “Nos inspiró, sobre todo, que salíamos de una etapa difícil en la que los horarios, las restricciones y la pandemia nos tenía un poco agobiados. Queríamos volver a florecer, queríamos renacer… Era la época de salir adelante y creo que In Bloom lo refleja perfectamente: es la expresión, un fenómeno natural, del florecimiento, capturado con toda su luz en emociones y creaciones. El nombre nos gustaba porque significa floreciendo y nos daba pie a incorporar todas esas verduras y hortalizas que cultivamos en nuestra finca El Jaral de la Mira. También representa el tiempo que viene de salir adelante, de disfrutar de la libertad, de poder viajar. ¡Y comer y beber en los mejores restaurantes!”.

En definitiva, el nuevo menú de Coque es una experiencia ideada para el disfrute y que vale lo que cuesta: 230 euros el menú, 120 el maridaje. Una inmersión total que va más allá de lo gastronómico y con una puesta en escena a la altura. La preferencia de cada uno de los pases variará en función de los gustos personales y de cada paladar, pero hay algunos inolvidables.

La sensación de la temporada en Sevilla

¡Qué ganas teníamos de volver a disfrutar de inauguraciones llenas de color, sabor, estilo y poderío! Y de dejarnos sorprender por espacios arrebatadores donde cada rincón es más bonito que el que acabas de dejar atrás. Eso es lo que ocurre cuando pisas Casa Ozama (avenida de la Borbolla, 59, esquina con Felipe II), la que ya todos catalogan como la sensación del año en Sevilla.

Un lugar que tienes que conocer cuando visites la ciudad y que acaba de inaugurarse en el palacete que antaño fue conocido como Villa Ozama, construido a principios del siglo XX. Más de 800 metros de jardín salpicados de altísimas palmeras centenarias y cargado de sabor andaluz. Entre sus pérgolas y parterres no faltan jazmines, rosales, buganvillas, limoneros, olivos… y hasta una fuente central inspirada en las de los patios del barrio de Santa Cruz. Su imponente arquitectura es un ejemplo del modernismo imperante en la zona, puesto que es vecino de los edificios diseñados por Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929 en el parque de María Luisa, que está justo al lado: sus ventanales, terrazas y balcones se asoman al emblemático parque sevillano.

La fachada de Casa Ozama, con su forja, cerámica y coloridos azulejos, es completamente instagrameable, especialmente por la noche cuando está iluminada. Pero para mí lo mejor es el interior con sus casi 600 metros distribuidos en cuatro plantas, por su especial mobiliario, decoración e interiorismo. Destacan los ventanales, las majestuosas escaleras y el glamour de una decoración que no deja indiferente a nadie con sus suntuosos tejidos, estampados florales, papeles pintados y las originales esculturas de animales. Los materiales nobles y el mobiliario contemporáneo se entremezclan con piezas rescatadas de anticuarios de todo el mundo.

Casa Ozama cuenta con varios espacios diferenciados en los que vas a encontrar zonas de extensas barras, bares canallas, elegantes salones, comedores más informales y rincones escondidos para tomarse una copa. El nuevo proyecto está dirigido en lo gastronómico por Juanma García y Genoveva Torres (Ovejas Negras Company) junto a Rafael Cebolla y Óscar Vega (del más que recomendable Maria Trifulca). El jefe de cocina es Manuel Pabón (Bib Gourmand por Torres y García).

La carta se centra en platos a la parrilla (atún, rodaballo, corvina, bacalao, lomo alto de vaca, solomillo de vaca vieja, presa ibérica…) y los arroces (del señorito, fideuá negra de chocos de Isla Cristina). Estando en Sevilla no puede faltar el tapeo como la ensaladilla rusa de langostinos, ostras de la Bretaña francesa, croquetas de cecina de León, minibrioches de gamba blanca, anchoas de Santoña OO con mantequilla Café de Paris, tomates en ensalada con sardina ahumada y queso de Cazalla de la Sierra, taquitos de bacalao fritos, o la cazuela de albóndigas de choco con picada de azafrán. Si prefieres los bocados tradicionales no dejes de pedir los langostinos de Sanlúcar de Barrameda, el calamar de anzuelo frito con salsa tártara, el taco de atún de almadraba con aliño de papas y el jamón que llega a la mesa con el arte del mejor cortador del mundo del año 2018. Atención a uno de los platos imprescindibles, los huevos rotos con bogavante. Entre los postres no faltan la tarta de chocolate, la de queso, los helados artesanos, el arroz con leche o el tocino de cielo. Cuenta con una extensa carta de cócteles y una interesante selección de vinos que incluyen las diferentes D.O. españolas y buenos vinos de Jerez.

 

Puedes reservar aquí: casaozama.es