BLESS Hotel Madrid ha reabierto sus puertas en el corazón de la Milla de Oro (calle Velázquez, 62) para intentar superar las expectativas del público más exigente. Su reapertura se integra en la reactivación del turismo de alto nivel que vive la capital de España y que sitúa a la ciudad entre los destinos mundiales en alza para los viajeros más sibaritas. Pero, ¿lo consigue? Hemos probado la experiencia y este es el veredicto.

El nuevo templo del lujo hedonista destaca con experiencias exclusivas cuidadas al detalle. Y lo más destacable: no solamente está enfocado para los que se alojan allí, sino también para que los madrileños disfruten de la moda, el arte, la música, la gastronomía y la coctelería en un ambiente muy apetecible. Su privilegiada ubicación impulsa este propósito.

 

Además, el equipo de Guest Experience trabaja para descubrir los gustos de cada uno de los huéspedes, antes incluso de que crucen el umbral de la puerta de entrada, para intentar elevar la personalización a sus máximos estándares. Como resultado, los recién llegados se sorprenderán al descubrir que la almohada de su habitación huele a su fragancia favorita; o con regalos personalizados para sus mascotas.  A ello se suman visitas privadas a galerías de arte, museos, boutiques de moda o experiencias gastro de alto nivel.

 

El entorno. Acogedor, cuidado al detalle y decorado con mucho gusto. En algunos rincones te da la sensación de estar en el salón de una casa. Las habitaciones son de estilo clásico, amplias, con acertados toques vintage y con unas camas de las que llaman al sueño en cuanto te tumbas. Los vestidores son tan bonitos que no parecen de hotel; y atención a los albornoces de terciopelo negro porque dan ganas de meterlos en la maleta… No hay que dejar de fijarse en la moqueta alfombrada que cubre los pasillos, cuyas flores se inspiran en las de los mantones de manila, y los enormes adornos de murano que rodean las paredes que dan acceso a una recepción que es una biblioteca.

 

El placer de cuidarse. El bienestar está muy presente en BLESS Madrid. Se puede disfrutar del ritual ‘Bathology’, un baño sensorial con aceites y aromas naturales. Y se completa con tratamientos de belleza personalizados para cada cliente de la mano de Beldon Beauty una marca que cree en la belleza desde dentro. La carta de rituales ha sido cuidadosamente diseñada para relajar cuerpo y mente, combinando técnicas manuales milenarias con lo último en alta cosmética seleccionada para cada tratamiento. Algunos de los más recomendados son: los masajes con meditación guiada; los masajes con coreografía de manos y faciales diseñados para elevar los rasgos, como el fitness facial o los iluminadores de la doctora Barbara Sturm. Si puedes, no dudes en visitar este espacio para sentir calma, relax y tranquilidad de la buena. Elige sus faciales… ¡saldrás florando!

 

¿Y qué hay de la oferta gastronómica? Hoy en día no se concibe un hotel de lujo sin una propuesta gastro a la altura. Y desde primera hora aquí se intenta cumplir este propósito. El desayuno invita a repetir varios platos de buena mañana; no hay que perderse su tortilla de patata hecha al momento o los huevos camperos elaborados al gusto de los comensales y acompañados de English muffins. Pero, sin duda, la joya culinaria es Salvaje, que conjuga cocina japonesa fusión con un ambiente y un interiorismo asombrosos, unido a la música en directo y sus espectáculos. Me gustan mucho sus restaurantes: han sabido conjugar unas decoraciones de escándalo con una propuesta culinaria divertida, elaborada con productos de calidad. Su carta ofrece ingredientes premium y los platos sorprenden por unas buenas ejecuciones y unas presentaciones ingeniosas, muy cuidadas y que sorprenden. Utilizan materia prima de proximidad -como los mariscos y pescados del Mediterráneo, de donde vienen bogavantes, carabineros, pulpo, ostras, vieras, lubina, gambas rojas, erizos o percebes en temporada- con productos japoneses: especias, fermentados y macerados como el kimchi, así como wagyu japonés de calidad A5, con alto grado de infiltración. Sin olvidar otras delicatessen internacionales, como el apreciado king crab. Hay que pedir los rolls de creación propia como el Dinamita -de cangrejo osaki glaseado en aderezo, envuelto en hoja de soja y acompañado de mantequilla trufada-, sus deliciosos dumpling de hongos o los tacos japoneses.  Dominan la robata, la parrilla japonesa que permite que los alimentos tengan mayor contacto con el carbón. Entre sus especialidades más demandadas destacan la coliflor con puré de coliflor ahumada; los carabineros a la robata; el bacalao negro o el wagyu A5. La propuesta de Salvaje se completa con la coctelería de Borja Goikoetxea y con una sorpresa muy especial: su club clandestino que esconde hasta una bolera. Un espacio único (es obligatoria la reserva previa) para tomar copas o cenar con la misma carta del restaurante.

 

Pero BLESS ofrece también actividades pensadas para cuando cae la tarde. Entonces es recomendable dejarse caer por alguna de las mesas que dan a los grandes ventanales de Versus, el social hub del hotel, abiertos a la calle Velázquez, para probar las opciones de tapeo (tienen buenas opciones pensadas para compartir); sus dulces (buenísimo el pastel de chocolate blanco con yuzu y frambuesa); y la interesante carta de cócteles de autor, que combina propuestas con aires castizos como La Violetera, con las más cosmopolitas como el Lindo con tequila, mezcal, cilantro, espinacas, jalapeños y lima; o el original Breakfast in Mónaco con codka de croissants y mantequilla, lima, sirope de jengibre. Versus es un espacio ideal para el afterwork e incluso cuenta con música de DJ en directo. Pero también es perfecto para quedar con amigas para desayunar con amigas a la carta, tomarse el vermut en el aperitivo o un café en la sobremesa.  Y atención al rooftop del BLESS que se va a inaugurar en pocas semanas. Promete convertirse en uno de los más frecuentados del barrio de Salamanca.