¿Estás planeando una escapada tranquila, poco masificada, repleta de autenticidad, naturaleza, mar y buena gastronomía? Entonces San Esteban de Pravia puede ser tu opción ideal. Además, Asturias nunca defrauda… Al contrario, enamora más a cada nueva visita. San Esteban está situado en el concejo de Muros de Nalón (es inicio y fin de las etapas 20 y 21 del Camino de Santiago por la costa), en el margen de la ría y a pocos metros de su desembocadura en el Cantábrico.
El pueblo -que huele a verde, a aire puro y cuyos árboles están adornados con textiles de crochet tejidos a mano por sus mujeres- es perfecto para caminar e ir descubriendo sus encantos, como sus casas indianas con fachadas de colores, palmerales y coloridas flores -especialmente hortensias- adornando sus amplios jardines privados. Su llamativa arquitectura incita a fotografiar cada rincón de esas elegantes siluetas de estilo colonial. Otros puntos de la localidad que tienes que conocer son la gran piscina de agua salada y la capilla del Espíritu Santo – a la que se llega después de subir 420 escalones -. Es el punto de partida de una ruta que te conduce hasta la playa de Aguilar, un bonito puerto pesquero y deportivo, siempre animado: aquí fondean las embarcaciones y se practica surf y buceo. La presencia de enormes rocas y los acantilados confiere un gran atractivo a este enclave de gran belleza.
Pero si hay algo que no te puedes perder es, precisamente, esa ruta de los Miradores que puedes recorrer a pie y que regala unas panorámicas espectaculares. Combina elementos históricos, naturaleza virgen, manadas de vacas y rebaños de ovejas en los márgenes de los caminos, caleyas y una frondosa vegetación, a la vez que te vas sumergiendo en una sensación de paz y tranquilidad. Cualquier rincón de esta senda es fotografiable. También merece la pena subir a pie los 3,5 kilómetros hasta Somao (pueblo ejemplar de Asturias 2020), cuyo núcleo alberga algunas de las mejores muestras de la arquitectura indiana del siglo XIX. Paseando entre sus calles, se puede admirar la riqueza arquitectónica de palacetes como la Casa de la Torre o Casa Amarilla, Villa Marciel, Villa Radis, La Casona, El Noceo, La Casa de Doña Basilisa o La Casa de las Columnas. Una delicia. Otra excursión imperdible es acercarse hasta el famoso pueblo de Cudillero, situado a menos de siete kilómetros. Podrás callejear a tu aire para empaparte de su espíritu marinero, inmortalizar sus casas de colores, subir a sus miradores, comprar productos típicos asturianos y hacer una parada en el restaurante El Faro para degustar sus manitas deshuesadas rellenas de langostinos y sus saquitos de morcilla con mermelada de sidra.
Por su privilegiada ubicación, San Esteban ha llamado la atención de numerosos artistas e ilustres de la cultura: entre sus notables residentes destacan Sorolla, Fortuny o el poeta Rubén Darío. Además, esta encantadora localidad ofrece ahora un atractivo adicional: el Gran Hotel Brillante, uno de los hoteles boutique más destacables del Principado, regentado con mucho mimo y cariño por el promotor y empresario turístico Fernando Artime. Rodeado de mar y montaña por ambos lados, todo el concepto del alojamiento se basa en la premisa de sentirse mejor que en casa… ¡y lo consiguen! El edificio se ha sometido a una intensa rehabilitación y reforma que ha durado más de un año y ha supuesto una inversión de más de tres millones de euros. El hotel es coqueto y elegante, decorado en tonos cálidos, tierra, anaranjados, verdosos y azules, que evocan las tonalidades del mar Cantábrico. El uso de materiales nobles y naturales caracteriza tanto el mobiliario como los suelos, escalones y barandilla, hechos de roble y castaño. Los baños están revestidos de mármol y cuentan con grifería portuguesa de diseño. Cuenta con catorce habitaciones exteriores con detalles únicos y especiales como los muebles y las puertas, fabricados a medida; los cabeceros de las camas, todos diferentes y forrados con telas de la casa inglesa Designers Guild; las sábanas de cuatrocientos hilos egipcios; o las molduras de los techos que recrean las que había antes. Las últimas plantas albergan la gran joya de esta casa: ocho residencias privadas, muy amplias, decoradas con esmero, en estilo clásico con toques contemporáneos. Ofrecen el equilibrio perfecto para disfrutar de las ventajas de estar en un hotel, pero con la privacidad que ofrece un apartamento espacioso y diseñado con buen gusto.
El salón donde se encuentra el comedor es precioso, presidido por una barra de mármol negro de estilo art decó y unas columnas de hierro fundido. Aquí es donde se pueden disfrutar de los buenísimos desayunos y brunchs -con repostería elaborada en el hotel, bizcochos caseros, crepés, arroz con leche, showcooking de revueltos al gusto o la selección de embutidos y quesos de la zona, entre otras delicatessen-. En las mesas exteriores del bar, por ejemplo, puedes tomar un aperitivo de conservas premium acompañado de una copa de Champagne Laurent Perrier, del cual son embajadores. Y, sin duda, merece la pena cenar aquí. La carta es corta, pero el producto es fabuloso y el servicio impecable: no os perdáis sus mejillones y el rollo de bonito; o los percebes y las angulas en temporada.
Ideas para los más inquietos. San Esteban de Pravia es un enclave óptimo para hacer ejercicio y practicar actividades en plena naturaleza como senderismo, surf, stand up paddle, yoga, piragüismo, remo, rutas en bicicleta, rutas a caballo o excursiones en barco. Y, por supuesto, puedes decantarte por una jornada de pesca en el Cantábrico si eres de los que te gusta practicar con el anzuelo.
¿Qué comemos? Aquí hay que disfrutar de las delicias que ofrece la genuina comida marinera; con el valor añadido del excelente producto que ofrece esta zona. Resulta imprescindible probar platos como el “pixín” o rape (en cazuelas, frito o con fabes); salmón, bonito, pulpo, zamburiñas, sardinas, besugo, merluza, mariscos, cachopo, escalopines de ternera al cabrales y las incomparables angulas de San Esteban. Si eso lo acompañamos de las frutas y verduras de sus huertos y de su exquisito repertorio de postres (arroz con leche, el requesón, las natillas, los flanes, tartas de almendra, de manzana de la abuela) tendremos como resultado unos festines irresistibles. Lo mejor: vas a disfrutar de esta deliciosa gastronomía a precios comedidos y te van a servir raciones abundantes. Dos restaurantes de parada obligada en el mismo San Esteban: Cam Ribera -pide su menú para salir más que satisfecho- y La Balanza -aquí tienes que probar el pulpo-. También es muy popular El Vaporín, con una terraza ideal para tomar el aperitivo. Y si prefieres explorar los alrededores, elige el mesón El Carbayu o el Mesonín de Tere.
No olvides meter en la maleta… Para esta escapada o para el resto de viajes del verano, lleva contigo el pack especial de seis mini perfumes de Delisea, la marca española 100% vegana. Son ideales para probar fragancias diferentes en cualquier lugar y llevarlos en el equipaje de mano, en tu maleta, en la bolsa de playa, en el bolso… gracias a su formato de 3 mililitros.