Inolvidables experiencias del auténtico Japón

Además de visitar los monumentos, un viaje a Japón esconde muchas sorpresas y experiencias tanto o más interesantes que las visitas turísticas en sí…He aquí una pequeña lista de actividades que si tenéis oportunidad no debéis perderos. 

PONERSE UN KIMONO

El vestido tradicional japonés fue la vestimenta común en todo el país hasta los primeros años de la posguerra. Ahora es una prensa que se utiliza sobre todo en las celebraciones más importantes, y que los turistas pueden alquilar por horas. Más allá de la exótica foto que podamos tomarnos con él, calzarse un kimono auténtico nos acerca a otra época y a otra manera de ver la vida, si me apuráis. Yo lo hice en un pequeño establecimiento de Nikko cuyas dueñas me ganaron el corazón. Mujeres jóvenes, eficientes y modernas que se están abriéndo camino en un mundo ancestral que conecta con estos tiempos modernos de prisa y rapidez.

‘ki’ proviene del termino ‘kiru’, llevar puesto, y ‘mono’ significa cosa, es decir, el kimono es un trapo que envuelve el cuerpo y que se sujeta con una faja ancha llamada ‘obi’. Para ponerlo convenientemente hacen falta dos personas, que son las que enrollan la seda en pliegues perfectos pegados al abdomen. Antiguamente el kimono se confeccionaba con materiales muy rústicos, pero tras la influencia china y coreana, el tejido, el corte y el estampado se hicieron más sofisticado. Al alquilar la prenda, nada más verla comprobaréis que ponérselo es complicado. Comenzaremos por los ‘tabi’, los calcetines que separan el dedo pulgar del resto de los dedos, y que son especiales para calzar los ‘geta’ o zuecos cuando sean de madera, o los ‘zori’, cuando las sandalias sean de algodón y cuero. Después vendrá la camisa y finalmente la túnica que suele ser mucho más larga que vuestra altura. 

No os asustéis si notáis una fuerte presión cuando os sujeten el fajín. Es necesaria para que no se deshaga el entramado de seda al primer gesto. Notad también que vuestros pasos, de repente, tienen que ser más cortos porque la tela ajustada a las piernas impide una zancada normal. Aprovechad para sentiros en otra época, en otro mundo, y haceros todas las fotos que podáis. Os encontraréis guapas y exóticas como si fuerais una modelo de revista. En Japón colocarse bien el kimono es todo un arte.

COMER SUSHI

Todo el mundo ha comido Sushi alguna vez en su vida, pero seguro que no como el que se come en un buen restaurante de Japón. Da igual el lugar, cuando más pequeño mejor…Si sus clientes son locales tened por seguro que os chuparéis los dedos…En contra de la opinión extendida en Occidente, los japoneses reservan el sushi para las ocasiones especiales, no lo comen todos los días. Este es, por ejemplo, el plato tradicional del año nuevo, el que se degusta en familia y pensando en los deseos que se piden para el futuro. 

La palabra ‘suchi’ hace referencia a la preparación del arroz, normalmente con vinagre de arroz, azúcar, sal y algún ingrediente más dependiendo del lugar. Y después está el pescado o marisco que se añade. Pero tened en cuenta que puede presentar de diversas formas. Si se sirve enrollado en una hoja de alga se llama ‘maki’, pero si se presenta en una especie de albóndiga de arroz hablamos de ‘nigiri’.  Si su preparación es en una pequeña bolsa de tofu se denomina ‘inari’, aunque también puede servirse en un sencillo cuenco de arroz con trozos de pescado o marisco por encima. Entonces nos referiremos a ello como ‘chirashizushi’. Todo ello es un suchi exquisito que os puede hacer llorar de gusto. Creedme, probar sushi en Japón es otra historia.

VISITAR UN PARQUE DE MONUMENTOS EN MINIATURA

Hay un lugar en el mundo en el que las Torres Gemelas todavía están en pie, un lugar en el que se puede ver el Vaticano, el Golden Bridge y la Muralla China a pocos metros de distancia y en solo unos minutos…Se llama Tobu World Square y es un parque temático dedicado a Monumentos en miniatura de todo el mundo que se encuentra al lado de Nikko. Inaugurado en 1993 tras 5 años de trabajo, tienen más de 100 réplicas de edificios, reproducidos con todo detalle. Dividido en 5 zonas que abarcan América, Asia, Egipto, Europa y Japón, un paseo por el recinto permite disfrutar de monumentos de 21 países y 45 estructuras declaradas Patrimonio de la Humanidad. 

El parque tiene éxito de público, y no es de extrañar. Contemplar las pirámides de Egipto, el Partenón de Atenas, el Coliseo de Roma, el Vaticano, El Duomo de Milán, la Basílica de San Marcos de Venecia, el Palacio de Versalles, Notre Dame de París, San Basilio de San Petersburgo, el Taj Mahal, la Ciudad Prohibida de Pekín, la Muralla China o las Torres Gemelas de Nueva York, produce la sensación de habernos colado en los  ‘Viajes de Gulliver’. Los monumentos de Japón obviamente tienen gran presencia, los templos más antiguos son una maravilla, pero también hay protagonismo destacado de algunos españoles como la Alhambra de Granada, el Parque Güel o la Sagrada Familia de Barcelona. Resumiendo, es un tour muy recomendable aunque no seáis amantes de los parques temáticos.

COMPRAR SAKE EN BODEGA TRADICIONAL

Con esta palabra que significa en japonés bebida alcohólica conocemos en Occidente al licor que se produce de la fermentación del arroz. No se sabe muy bien si se inventó en China o en Japón, pero poco importa. Se comenzó a fabricar para agradecer a los dioses la cosecha y desde hace siglos se utiliza en los rituales sintoístas para purificar. De hecho es muy normal que en los santuarios de esta religión os encontréis barriles de este brebaje. Visitar una destilería tradicional de sake puede ser un interesante ejercicio, sobre todo si podéis interactuar con los productores, muchos de los cuales pertenecen a familias de larga trayectoria en el sector. 

Hay que probar el sake a lo largo de la visita. Muy cerca de Nikko, encontraréis una pequeña fábrica familiar. Se llama ‘Katayama Shuzo’ y lleva 6 generaciones elaborando sake. Actualmente su licor tiene tanta calidad que son ellos los que destilan las botellas oficiales de los ‘All Black’ de Nueva Zelanda, los brillantes jugares de rugby que ganaron el Premio Princesa de Asturias en 2017. Probadlo frío o caliente, en invierto se puede calentar, pero tened en cuenta los rituales nipones. Se sirve siempre a los demás primero en vasos muy pequeños de cerámica  llamados ‘choko’. Se entiende que este gesto es una manera de desear buena fortuna a los demás. Al acabar, alguien del grupo nos servirá a nosotros.

ALOJARSE EN UN RYOKAN

Los hoteles tradicionales nipones, apenas han variado en siglos y suponen toda una experiencia para el turista occidental. Se crearon para hospedar a visitantes durante un corto periodo de tiempo, y hoy intentan guardar su esencia en las sociedades modernas, situadas a las antípodas de los valores y tiempos ancestrales. Alojarnos en un Ryokan japonés merece un viaje en sí mismo ya que son auténticos ‘spa’ donde lo primordial es el culto al cuerpo. Lo primero que tenemos que hacer es enfundarnos la yukata, una bata tradicional japonesa hecha de algodón. Veréis que algunas tienen un corte muy parecido al de un kimono, pero su tela es mucho más ligera. Se utilizan normalmente en temporadas cálidas, pero también es la vestimenta perfecta para estos hoteles. 

Hacemos el chek-in y vamos a la habitación…Al entrar nos descalzaremos en el ‘genkan’, una especie de hall desde el que salen las puertas de las distintas estancias. Toda la habitación está forrada de tatamis, esteras que recubren el suelo y que tienen una cenefa de seda que no debemos pisar. Lo normal es que el centro sea una gran mesa baja para hasta 4 personas, en torno a la cual, cuando llegue la hora de dormir, se desplegaran los futones en el suelo. No penséis que el hecho de que falte una cama, va a hacer que vuestra estancia será más incómoda. Son colchones gruesos y bien protegidos en los que dormiréis como un bebé. 

Los Ryokan nacieron en el Periodo Nara para acoger de forma gratuita a los comerciantes que tenían que viajar y que podían perder la vida en el camino a manos de asaltantes o bandidos. Los monjes budistas construyeron sencillos refugios, aunque fue en la época Edo cuando se consolidaron definitivamente los hoteles que conocemos hoy. Muchos de ellos sirven comidas tradicionales japonesas, basadas en una veintena de pequeños platos que llevan su ritual. La parte más apreciada de estos refugios tradicionales son los Onsen, los baños exteriores e interiores de aguas termales que hacen la delicia de cualquier balneario. Tomarse un baño a la luz de la luna puede llevar a la mente y al cuerpo a estados mentales tan placenteros que nos sirvan de acicate el resto del año.

 

 

 

 

 

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