¿Os imagináis lo fantástico que debe de ser vivir un concierto en medio del mar?, ¿y os imagináis que ese concierto sea con uno de vuestros músicos favoritos?. Pues eso es lo que les ha ocurrido a 2.000 afortunados que han disfrutado del crucero Norwegian Pearl ‘Runaway to Paradise’ de Barcelona a Palma. ‘Marie Claire’ se ha colado dentro y os va a enseñar lo que no se ha visto: lo que ha ocurrido en el barco y en los 3 conciertos plagados de fans que ha ofrecido la estrella del Rock de New Jersey que a pesar de sus 57 años está en forma. ¿Me acompañas?

Hay gente que lleva preparando este momento desde noviembre, así que no es de extrañar que a primera hora de la mañana, medio día antes de que se inicie el espectáculo, los fans más jóvenes ya estén cogiendo posiciones . El sol cae a plomo sobre la cubierta del ‘Norwegian Pearl’, pero da igual. ¡¡Nadie se mueve!!. Hay que aguantar lo que haga falta para estar cerca del líder. Tres banderas españolas forran el frente junto a algunas brasileñas…Ya se sabe que a los españoles se nos oye allá donde estemos aunque solo el 11% del pasaje sea hispano. La tensión aumenta conforme se acerca las 7 de la tarde y con puntualidad británica aparece en el escenario John Francis Bongiovi Jr. Se conserva muy bien aunque ya no es el joven que cautivó a mujeres de todas las edades hace 35 años. Tiene canas y la voz algo cansada, pero conserva intacto su carisma y su entrega.

Nadie puede tener dudas de su profesionalidad encima de un escenario…Saluda a sus seguidores y comienza rápido a interpretar sus temas, esos que le han hecho conocido en todo el mundo y que pueden tararear millones de personas: ‘Who says you can´t go home’, ‘Keep the faith’, ‘Runaway’,…Los guiños a las fans son constantes y hace las delicias de todo el auditorio mientras el sol se va poniendo poco a poco. Pocas veces se puede ver a tu ídolo musical desde tan cerca y muchas menos tienes la oportunidad de compartir canción con él…

¡Efectivamente chicas!… Hubierais entrado en el bombo si hubierais estado allí porque hay un momento en el que el músico norteamericano pide voluntarios para subir y acaba eligiendo a una mujer con mini falta a cuadros que lleva bailando todo el show confundida entre la multitud.
-¿Cómo te llamas?.
-Jennifer.
¿Conocéis It’s my life?, ha preguntado antes.
-Sí, aunque ahora lo he olvidado todo, contesta la pelirroja.
-No te preocupes, contesta Bon Jovi, aquí tienes a todo el barco que te puede apuntar.
Ese debe de ser el sueño de toda fan…que nuestra amiga Jennifer cumplió con nota porque recordó la canción entera y la entonó con entusiasmo roquero.

La’ katarsis’ del concierto de hora y media del miércoles, estuvo precedida por el espectáculo más íntimo del día anterior, que había tenido que ser celebrado en el teatro por el mal tiempo. Allí pudimos ver a otro Bon Jovi totalmente distinto, pero igual de mágico, con temas acústicos interpretados con ‘Kings of Suburbia’, su banda habitual en conciertos privados. El artista más íntimo se asomó, ese que susurra maravillosas melodías mucho más calmadas: ‘You give a bad named’,’Born to be my baby’ o ‘Here comes the sun’ deleitaron a todo un auditorio entregado, también en los momentos en los que contestaba preguntas a sus fans venidas de medio mundo.

“¡Guapo!”, se oía en alguno de los silencios entre tema y tema. “¡I love you!” Chillaban desde el otro extremo. “¡Thank you!” Respondía un John que como habréis visto en las fotos ya calza canas y tiene muchos espolones con los que sabe desenvolverse perfectamente en situaciones comprometidas. Una de ellas, la que se presentó cuando una seguidora, parece ser que española, se subió al escenario tras forcejear con la seguridad…Una fan un poco ‘crazy’, por decirlo suavemente.

La ‘torea’ con gracia, se deja abrazar, pero esquiva sus movimientos más virulentos volviendo la cabeza. Chicas, está claro que no le gusta que la gente pierda los papeles: “le haría algunas preguntas a la gente loca” reflexiona. Asegura que lo que más le gusta no es el espectáculo, si no componer un trabajo y compartirlo con el público. Parece que esa energía le mantiene en vivo y en forma tras 35 años en activo. Pero los años pasan para todo el mundo y como nos confiesa su hermano, su acompañante durante 25 años en las giras, ya está cansado. Ahora limita a 40 días al año las ‘performances’ , quizá porque sabe que de otra forma no podrá corresponder.
Matt Bongiovi, su hermano, reconoce ser el responsable de este proyecto que ha llevado un año de trabajo y que en un principio la estrella del pop rechazó. De entrada no le deben de gustar mucho los barcos, sabemos que puso como condición no dormir en el crucero, y además no se veía mucho en una cubierta acostumbrado a llenar los mayores estadios del mundo.
La inmersión en el universo John Bon Jovi se completa con la presentación del vino patrocinado por su hijo Jess, el mayor de los varones que ha tenido con Dorothea Hurley, su novia en el instituto y su mujer desde 1989. Se trata de un vino rosé fabricado en Francia que no despierta mucho entusiasmo entre los expertos. Y no me extraña, pero hay que tener en cuenta que es el primer proyecto empresarial de un chaval de 24 años que confiesa que su padre le apoya en todo y que piensa limitar su distribución a Estados Unidos, quizá intuyendo que en Europa no tendrá mucho éxito.

El otro gran proyecto del líder de Nueva Jersey es la ‘Soul Kitchen’, la cocina del alma, un restaurante destinado a las personas sin recursos en el que poder comer caliente por un módico precio que fijas tú en función de tu renta. Si no se puede abonar el importe, siempre existe la opción de trabajar fregando platos o sirviendo las mesas. ‘La esperanza es deliciosa’ reza en cada establecimiento de la fundación JBJ, que abrió en 2014 en la zona más deprimida del Red Bank (Nueva Jersey), y que poco a poco se ha ido ampliando debido a su éxito y su demanda. Comer con el corazón también alimenta…
Todo este viaje tiene sentido por los fans, esas personas que te siguen, escuchan y apoyan desde hace décadas en muchos casos. Probablemente eran jóvenes cuando Bon Jovi era su ídolo, y ahora tienen canas y varios hijos que con frecuencia les siguen en sus periplos. Vamos a ponerles nombres.Os presento a Verónica y Carolina, dos hermanas que viven en Bariloche y que han cruzado el charco para asistir al evento. 12.000 kilómetros para disfrutar de apenas un par de horas de espectáculo. La mayor de las hermanas es seguidora desde los 17 años, tanto, que tiene varios tatuajes con el nombre de la banda y su cantante en el cuerpo. Especialmente grande, es, mirad, el del tobillo.
He aquí otro ejemplo: María José y Diana. La primera todavía recuerda con brillo en los ojos el concierto de Bon Jovi del 2 de mayo del 92 en Madrid. Cogió su mochila y se subió al autobús en Fuengirola dispuesta a echarse a la espalda todos los kilómetros que hicieran falta. María José es la fan ‘oficial’, y Diana es la amiga incondicional que la acompaña al fin del mundo. También podría hablar de Chema, el español que nos emocionó en el concurso de Karaoke sobre temas del grupo, o de Fran, Mary, Ainhoa, Ana o Marita…
Sirvan estas líneas como homenaje a todos ellos, que de verdad han disfrutado de una experiencia única que confían que se pueda repetir el año que viene. ‘Es eso verdad?’, preguntamos a Matt Bongiovi. “Estamos trabajando en ello”, contesta. ¡Ojalá se cumplan los sueños!