En realidad no serían 8, nos podrían salir 80 razones para visitar Laponia porque hablamos de una región llena de naturaleza inmensa, como ya casi no la recordamos en España, y de una enorme calidad de vida. En el último informe de Naciones Unidas, Finlandia fue reconocido como el mejor país para vivir de el Mundo. Hay muchas, pero yo aquí solo os enumero unos cuantos argumentos para que vayáis pensando en hacer este viaje a la tierra de Papa Noel, visita obligada por lo menos una vez en la vida. En invierno o en verano, siempre hay razones para ir.
1.PROBAR LA SAUNA FINLANDESA
Es una de las actividades que más definen a los finlandeses. Son 5 millones y medio de habitantes y tienen más de tres millones de saunas instaladas…No pueden vivir sin ella, literalmente. Tanto es así que actualmente lo normal es colocarse una en casa…Incluso muchísimos hoteles la ofrecen dentro de las habitaciones, y es normal si pensamos que los finlandeses meten a sus hijos en el baño de vapor a partir de los 4 meses. Los hay incluso que han nacido dentro de una ya que antiguamente era la primera construcción común de las aldeas y pequeños núcleos de población…Así que si queréis acercaros a la cultura del país, ¡hay que probar la sauna finlandesa, no queda duda!
Yo lo he hecho con Lisa, una mujer nacida en Helsinki, pero amante del invierno y las bajas temperaturas, que lo dejó todo para instalarse cerca de Kuusamo. Y lo he hecho en la zona de Pyhäpiilo, un lugar idílico que ofrece la posibilidad de probar varios tipos de sauna, cada una con un estilo distinto. La primera es la ahumada, la más complicada de encontrar. Es la más tradicional, el calor es muy seco y necesita mucho tiempo para que alcance la temperatura adecuada. Para disfrutarla por la tarde, lo normal es encenderla por la mañana. No tiene chimenea, hay que dejar salir el humo… y hay quien piensa que lo ideal es que en la parte superior se alcancen los 120 grados Fahrenheit, alrededor de los 48 centígrados; aunque lo normal es no superar los 30. En cualquier caso os aseguro que hace mucho, mucho calor…El habitáculo está oscuro y se convierte en una especie de caverna en la que lo importante es encontrar un lugar cómodo en el que no quemarse. Al principio puede ser difícil soportar estas temperaturas, pero si tenéis paciencia, el cuerpo se acostumbrará y reaccionará mejor. Cuando tengáis bajones, salid un segundo, tomad agua y pensad en cómo os quedará la piel tras la experiencia. ¡Impoluta!.
Tras la ahumada viene la sauna de hielo, una modalidad muy sorprendente construida de bloques de granizo en la que se está a gusto. Hay luz y algo de calor, tampoco mucho, pero viniendo del mismo infierno, todo es un alivio. Lo ideal sería que después del hielo probarais el agua helada, pero helada de verdad. El lago puede estar a 2 grados centígrados. No es mucho, pensaréis alguno. ¡No sabéis lo que decís!. Meterse aquí es un ejercicio solo apto para valientes. Experimentaréis dolor físico. Es como si te clavaran puñales en las piernas y el pecho. ¿Y por qué hacer algo que produce dolor?, responderéis…Pues porque es un ejercicio muy bueno para activar la circulación de la sangre, o eso dicen…Y puede ser verdad. Al salir sientes como la sangre recorre rauda tu cuerpo, como si quisiera marcharse de las venas…
Tras el lago casi helado, queda la última sauna, la eléctrica, la más convencional de todas ellas, pero la que utilizan de manera masiva los finlandeses. Superéis la prueba fácilmente, pero si además de eso lográis disfrutarla habréis dado el primer paso para enamoraros del país.
2.MONTAROS EN UNA MOTO DE NIEVE
Mucho más práctica que el coche, es un medio de transporte común, el perfecto para pasear entre los árboles sin mojarte los pantalones. Así que imaginaréis el placer que produce subirse a una y ponerla a 70 o hasta 80 en un lago helado. La ciudad también es para ellas, aunque con mucha más prudencia. No os extrañéis si pasáis frente a una gasolinera y contempláis una cola para repostar. Son frecuentes, os lo he dicho, una manera de moverse muy efectiva, pero no barata…Las hay de varios miles de euros.
3.PESCAR EN UN LAGO HELADO
Lo primero que llama la atención, independientemente de la época del año en la que visitéis Finlandia, es el poder y la fuerza de la madre naturaleza. Sigue siendo la que marca las normas y los ritmos de vida de sus habitantes. Obviamente el paisaje invernal es nevado, de cuento, y una de las actividades favoritas de los lugareños es la pesca en un lago helado…Nosotros aprenderemos sus secretos con Tapio Korhonen, nacido y criado en Laponia. Hay 3500 lagunas repartidas en toda la zona, así que hay donde elegir. Hoy nos encontramos en Oivanki, donde intentaremos conseguir, con mucha suerte, algún ‘muiku’, un pez autóctono parecido a la caballa.
Nos ponemos a la tarea porque si no cazamos, no comemos…O eso nos dicen, aunque sospecho que no se lo creen mucho. ¡No tenemos pinta de haber cogido una caña de pescar en nuestra vida! …Lo primero, un aguajero en el hielo que tendrá un grosor superior a los 5 centímetros, lo mínimo para atreverse a caminar sobre el lago. Nuestro experto meterá un anzuelo y después, a sentarse con paciencia. Hay que tirar levemente del hilo, muy levemente, aproximadamente cada 4 o 5 segundos. Se trata de llamar la atención de las posible víctimas. Nos ponemos cómodos… Lo más importante es la habilidad y sobre todo la resistencia, esa virtud que se desarrolla con horas y horas de práctica. Dicen que hace poco se ha celebrado cerca el Campeonato Nacional de pesca en lago helado. Y que han participado cientos de personas. Me cuentan que aquí no es raro que la gente se marche y esté varios días de acampada en el bosque, comiendo lo que sean capaces de conseguir. Nosotros en esas situación habríamos estado a dieta varios días, pero al final conseguimos capturar algo: un ejemplar diminuto que nos sirve para salvar la honra. Ni lo enseño porque me da vergüenza.
4.PASEAR POR EL PARQUE NACIONAL DE OULANKA CON RAQUETAS
La nieve recién caída tiene un olor especial. Y si justo después aparece el sol, estás siendo bendecido con un día prometedor. Hay que salir a caminar y uno de los lugares más bonitos que podéis elegir en Laponia es el Parque Nacional de Oulanka. Está claro que no podréis hacerlo con botas de nieve, sobre todo porque en cuanto os salgáis del camino comprobaréis que es fácil hundirse, como poco, hasta la rodilla.
Oulanka, una de las reservas más importantes de Finlandia, os ofrece muchísimas actividades, pero quizá ésta de las raquetas es apta para todos los públicos. En el camino hallaréis puentes colgantes, cataratas, desniveles…Son fáciles de llevar y muy seguras, y sobre todo: os permite adentraros en lugares impensables de otra forma.
5.CONTEMPLAR AURORAS BOREALES
Es el fenómeno de la naturaleza más emocionante que conozco. Ver iluminarse el cielo con banderas intermitentes no tiene parangón. Es algo mágico e inolvidable…Pero como todo en la vida, tiene pequeños inconvenientes que hay que saber para solventar. Normalmente se ven cuando hace mucho, pero que mucho frío. Hay que sufrir algo para disfrutar mucho, y el mejor lugar para verlas es aquí, en Laponia Finlandesa. El momento ideal es entre septiembre y marzo…y uno de los tour operadores más expertos es Catai que este mismo año ha sacado un catálogo entero dedicado a la contemplación de Auroras.
Con el precio os va incluido un traje térmico que os prestarán muy aparatoso, pero muy práctico porque protege de las bajas temperaturas como ninguna prenda de las que llevéis. Claro que hay otra opción todavía más cómoda y es alquilar con familia o amigos una cabaña con techo acristalado. ¡Es el no va más!, os lo aseguro.
6.COMER EN UNA KOTA
Son tiendas de piel de reno levantadas por los Samis, los indígenas de Laponia, un pueblo antiguamente nómada que todavía vive vinculado a sus tradiciones. Esta tienda de campaña se llenaba de pieles con las que se resguardaban del frío nocturno, pero no solo eso. El reno siempre ha ocupado un lugar muy importante en la vida de los samis. Comían su carne, bebían su leche y utilizan su dermis para confeccionar ropa, mantas, arpones y todo tipo de utensilios.
Vivían gracias al reno y creen en todas las fuerzas de la naturaleza a las que atribuyen alma. Adoran al sol, a la tierra y al viento, una comunión con la naturaleza perfecta que siguen conservando.
Las kotas eran su vivienda, una vivienda que llevaban a cuestas. En el centro, el fuego para cocinar y cobijarse, en los laterales los asientos corridos para descansar. Comer una buena ración de estofado de reno, o de sopa de salmón es una delicia y una experiencia única que te conecta con otra cultura y con otro tiempo. Con gente que lucha para mantener sus tradiciones y su entorno igual que el que les dejaron sus antepasados.
7.SERPENTEAR POR SUS ESTACIONES DE ESQUÍ
Deslizarse por la nieve recién caída es un placer reservado para unos pocos, y las estaciones de esquí finlandesas lo saben, así que están preparadas para poder hacerlo a cualquier hora. De día o de noche es fácil ver a esquiadores surcando las empinadas laderas. Entre las más conocidas se encuentra la de Ruka, conocida porque tiene cumbres con descensos de 360 grados, es decir, en todas las direcciones, que recibió hace unos años el premio a la mejor estación. Es difícil no encontrar actividad…Esta tarde hay concurso de snowboard…
Adolescentes y jóvenes de todo la zona se han dado cita para practicar un poco. El ambiente es estupendo. Aunque los finlandeses no son muy dados a hablar, tienen fama de convivir perfectamente con el silencio, aquí se animan los unos a los otros y esperan el momento de surcar la nieve…Todos los finlandeses tienen esquís propios. Se podría decir que casi nacen con ellos puestos, así que muchas veces viajan con ellos. Por eso, Finnair, la compañía bandera del país, los permite facturar gratis…Algo que no es ninguna bobada si se ve las dimensiones que tienen y lo que pesan…
8.LA VIVIENDA DE PAPA NOEL
Más adelante os hablaré con más detenimiento del habitante más conocido del país, pero por lo pronto tenéis que saber que se encuentra aquí durante todo el año. Visitar su casa es posible. La más popular es la de Romanievi, donde hay un parque temático para recibiros y dar salida a vuestras cartas, pero no la única…No quiero adelantaros mucho… Aunque os la he puesto en último lugar, es la principal razón por la que muchos adultos, acompañados de sus hijos, claro, acaban cada año en Laponia. En mi caso fue el primer lugar del mundo al que quise ir siendo aun muy pequeña, y el único al que volvería año tras año sin faltar uno. Por algo será.