Sarchí y la carreta más grande del mundo

Es el símbolo de Costa Rica, la representación de su artesanía más espléndida…Visitar Sarchí, a 30 Km de San José, es imprescindible para conocer más sobre estas Carretas que levantaron la economía del país durante décadas y para subirse a la más grande del mundo, un enorme carromato de 15 metros de largo y casi 2 toneladas de peso.

 

La encontraremos en la Plaza del Pueblo, frente a la Iglesia en torno a la que se mueve la vida social de esta localidad que huele a madera y a pintura. Esta mole, que más podría ser arrastrada por un elefante que por un buey, está inscrita en el libro ‘Guiness de los Récords’, y supone todo un monumento al trabajo que se realizada en las fábricas cercanas a principios de siglo.

Se construyó en una de las más importantes, la de Eloy Alfaro, en la que también se diseñó la que se considera la carreta moderna que básicamente incluye una rueda segmentada en 16 partes.

Cuentan los más ancianos que en estos remolques de madera se hacía de todo. Era una especie de casa ambulante que servía para transportar café y distintos tipos de productos por unas tierras en las que los desplazamientos duraban días y a veces semanas. Toda la familia podía acompañar en esta aventura por caminos rurales inhóspitos y salvajes. Cuando la tarea del campo había finalizado, la carreta también servía para desplazarse hasta el lugar de encuentro con las mozas y era entonces cuando pintarla de lindos colores servía de reclamo. Era una manera de conquistar y en cierta forma hasta de enamorar en un cortejo que hoy hubiera resultado algo más fácil porque se trabajan hasta 20 colores distintos, algo impensable hace solo unas décadas.

Ese delicado trabajo se puede contemplar en vivo en la visita al taller Alfaro. Algunos artistas pintan al aire libre frente a los visitantes que habitualmente observan hipnotizados su mano que vuela sin parar sobre las filigranas sin cometer un solo error. Las historias de todos ellos, nacidos y crecidos en los pueblos de los alrededores, son conmovedoras porque hablan del orgullo de producir ese símbolo nacional que representa a Costa Rica y también del afán de superación que ha presidido su largo camino hasta aquí. Edgar, por ejemplo practicó a diario durante 5 años antes de poder convertirse en uno de los 7 artesanos a sueldo de la empresa. Su pincel se mueve con soltura mientras nos cuenta que el color que se elija para el fondo de la madera determina todos los demás. Las combinaciones están muy ensayadas a base de años y años de pruebas. La piezas se trabajan por separado y solo al finalizar se ensamblan todas como en un perfecto ‘tetrix’. Una carreta completa lleva más de 200 horas de trabajo, así que el millón de colonos que cuesta, alrededor de 1.500 euros, se hace barato si pensamos en la calidad que ofrece…¡Quién pudiera llevarse una en el avión!

Hemos conocido a Edgard que tiene 37 años y comenzó de cero su formación, y ahora le toca el turno a Kevin, que con 20 años está desde hace 7 en la fábrica. Su vocación fue precoz y estuvo alentada por su tío, dibujante en el taller Alfaro, así que cuando era apenas un chiquito comenzó a manejar los ‘trastos’ con los que perfila perfectas curvas. Entregar una Carreta es laborioso y requiere su tiempo por eso solo pueden vender 3 al mes. La producción es totalmente artesanal, como antiguamente, y no hay forma de acelerarla por lo que no os sorprenderá saber que la lista de espera es larga y supera el año.

En Sarchí podréis pasar una buena tarde de compras porque además de carretas el taller ya fabrica todo tipo de artesanías para llenar la maleta y ofrecer un buen recuerdo de un país que es ¡pura vida!!!!! …Y pura artesanía.

 

 

 

 

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