Fueron un pueblo poderoso que dominó Mesoamérica durante siglos y desapareció de repente sin que todavía sepamos muy bien por qué. Es una cultura misteriosa y fascinante con la que es necesario tomar contacto en cualquier viaje a la Rivera Maya. Los yacimientos arqueológicos más interesantes, esos que no puedes dejar de ver por lo menos una vez en la vida, se encuentran en su mayoría en esta parte del Golfo de México: Chichén Itzá, Edzná, Calakmul, Uxmal, Tulum… Así que vamos a repasar algunas curiosidades de esta cultura que os sorprenderán…
1-Practicaban los sacrificios humanos.
Casi ningún experto duda hoy en día de este extremo. Consideraban que la sangre era la ofrenda más preciada que se podía hacer a sus dioses. Por eso practicaban también las auto-mutilaciones con pequeños cortes en las mejillas, la lengua o el pene. De esta forma cuando se impuso el catolicismo los indígenas no tuvieron problema en asumir la figura del Cristo ensangrentado y roto de dolor.
También llevaban a cabo sacrificios humanos, sobre todo con esclavos o prisioneros de guerra. El ritual finalizaba en ocasiones arrancando el corazón y untando con su sangre las figuras de las divinidades.
2-El juego de pelota acababa con la muerte de alguno de los contrincantes, aunque no está nada claro quién de los dos. Sabemos que se enfrentaban un par de equipos de 7 jugadores cada uno y que básicamente consistía en meter una pelota de caucho por una arandela de piedra colgada a varios metros del suelo. Sin tocarla, eso sí, ni con los pies ni con las manos. Era un ritual religioso que simbolizaba el movimiento del sol y que finalizaba en cuanto alguien metía el balón por el orificio. Esto es seguro, todo lo demás es mera especulación. En Chichén Itzá encontraréis la cancha de juego de pelota más grande que se conoce.
Os sorprenderá su tamaño y también su acústica. El público, los nobles, porque este espectáculo no estaba concebido para el pueblo llano, se colocaban en lo alto del montículo, mientras que los jugadores disputaban el partido en la parte baja. El final del encuentro era el sacrificio de uno de los dos adversarios. ¿Pero cúal? Algunos estudiosos piensan que se mataba a los ganadores ya que se consideraba un honor morir en esta ceremonia que te elevaba a los altares. Otros arqueólogos sin embarco aseguran que todo el mundo quería vivir y que eran los perdedores los que marchaban al ‘xibalba’.
La plataforma de los cráneos de Chichén identifica el lugar exacto en el que se depositaban las cabelleras. Siglos después de su construcción sigue siendo un lugar impresionante y tétrico, que nos recuerda lo fácil que era perder los privilegios en el mundo prehispánico.
3-Cuáles eran los rasgos de belleza. Si tuviéramos una máquina del tiempo y retrocediéramos 1600 años, nos llevaríamos una gran sorpresa porque los guapos de la época, los tíos considerados ‘cañón’, serían los jorobados de nuestro tiempo. Para empezar los mayas se hacían incrustaciones de jade en los dientes, dientes que por cierto, se afilaban para dejarlos como cuchillos.
A los varones de las clases superiores se les solía colocar en la cabeza unos aparatos que aplastaban el cráneo y la frente echándola hacia atrás. Era el máximo símbolo de distinción, el símbolo de su poder y su status social. Los hombres no querían que les creciera la barba y utilizaban todo tipo de métodos para evitarlo. Lo que sí gustaba mucho eran las cicatrices que desfiguraban el cuerpo después de hacerse grandes heridas en la piel. Los hombres igual que las mujeres se hacían cortes profundos que aspiraban a perpetuar.
4-Cómo se peinaban. No les gustaba la barba, pero adoraban las cabelleras largas. Dejaban crecer el pelo durante toda su vida, sobre todo en el caso de los hombres. Raparles era considerado una gran humillación por eso era lo primero que hacían a los prisioneros de guerra.
Las mujeres también solían llevar el cabello muy largo. Pero ellas se lo peinaban con trenzas que después enrollaban en torno al cráneo. Lo sabemos por los bajorrelieves que hemos encontrado en algunas estelas, piedras esculpidas que utilizaban para recordar los acontecimientos importantes. Las encontraréis en yacimientos como Calakmul, la Ciudad Estado más importante de su época junto a Tikal; y en Edzná
5-¿Eran altos?¿Cuál era su estatura media? Cuando pensamos en los pueblos prehispánicos nos imaginamos hombres de película: altos, fuertes, musculados, de piel mestiza y cabellera larga…Actores de Hollywood como los de ‘Apocalypto’ de Mel Gibson. Pero la realidad era muy diferente. La media de altura estaba por debajo del metro y medio. Solo hay constancia de un gobernante, el gran Pakal que sabemos que llegó a 1,70. La alimentación y el ejercicio seguro que tuvieron mucho que ver, pero los demás líderes políticos se situaban entre el 1,50 y 1,60. No eran altos…y además eran gordos.
Los mayas comían a base de maíz, y normalmente no hacían mucho deporte. Más de una vez se pasaban semanas enteras meditando en lo alto de los templos. Los que sí tenían que subir a diario a lo más alto para proveerles de todo lo necesario eran los sirvientes. En lugares como Uxmal o Edzná podréis ascender por las escaleras de la Gran Pirámide igual que lo hicieron los gobernantes de la época. Os llamará la atención lo estrechos que son los escalones. Se subían con el cuerpo de medio lado, era más rápido, seguro y se castigaba menos las piernas.
Lo que no os recomiendo es mirar hacia abajo. Aunque no tengáis vértigo os puede entrar. ¡El abismo aparece a vuestros pies y produce mucha impresión!.¡Os lo aseguro!.
6-Los muertos se enterraban en el suelo de sus propias casas. Y de pie, por cierto. Solo los reyes eran sepultados en Pirámides palaciegas. Para los mayas la muerte no era el final si no un paso hacia el más allá. Un paso que podía comunicar los dos mundos que también convivían dentro de una misma vivienda. Ellos pensaban que, por ejemplo, detrás de un espejo, discurría una vida paralela.
Enterraban al difunto en una casa, que quedaba deshabitada entre 3 y 4 años. Después se recuperaba el cadáver, se lavaban y aseaban el cráneo y los huesos y se untaban con una especie de betún. Terminada la operación, se guardaban los restos en un saco junto a los objetos más valiosos y característicos del muerto. Ahora, por supuesto, toda esta tradición está prohibida, pero si visitáis un cementerio mexicano veréis lo mucho que todavía queda de esas costumbres.
Los huesos se introducen en una cajita y las calaveras se arreglan lo más parecido que se puede al aspecto que el muerto presentaba en vida …Si llevaba una peluca, allí la encontraréis. Si se la reconocía por unos pendientes, no faltarán. Visita un cementerio mexicano es toda una experiencia…
7-La jadeíta, la piedra más preciosa para los mayas…Mucho más que el oro porque era asociado al concepto de inmortalidad y por lo tanto utilizado como elemento funerario de reyes y nobles por eso les enterraban con impresionantes máscaras sobre el rostro. Creían que el jade facilitaba la ascensión al más allá y era un bien supremo en las ofrendas divinas en forma de collares, brazaletes o pectorales. En el impresionante y escondido yacimiento de Calakmul se encontró el ajuar funerario del Rey ‘Garra de Jaguar’.
Se puede ver en el Baluarte de la Soledad de Campeche y da idea del poder que llegó a tener este guerrero considerado un auténtico dios. 7 kilos de jadeíta, ni más ni menos, componen este pasaporte a la eternidad en el que no reparaban ni gastos ni esfuerzo. No en vano según el mito de la creación maya, al principio eran 3 piedras de jade colocadas por el dios del Maíz. Dicen que cuando Hernán Cortés se encontró con Moctezuma, éste le obsequió con tres cuentas de jade imperial verde claro, el más brillante y valioso. Le recomendó que lo entregara a su rey pues cada una de esas cuentas ‘valía más que dos cargas de oro completas’
8-Los cenotes eran sagrados, porque eran considerados los caminos de comunicación con los dioses del inframundo. El de Chichén Itzá es de los más grandes que veréis. En torno a él se desarrollaban todas las ceremonias importantes y en sus profundidades se han encontrado cráneos y esqueletos de mujeres y niños.
También creían que la tierra reposaba sobre un cocodrilo gigante y que el centro del universo lo ocupaba una ceiba gigante, un árbol autóctono que en el mundo maya conectaba a los humanos con el cielo y el ‘xibalba’ . Se representaba con una cruz, por eso los mayas abrazaron tan fácilmente la religión de los Conquistadores.
9-Se desplazaban de noche…Nadie que conozca la península del Yucatán se extrañará por esto. El calor y la humedad son un gran lastre cuando hay que recorrer distancias, así que los mayas se desplazaban de noche, cuando la temperaturas bajaban considerablemente.
Lo hacían por unos caminos que blanqueaban y que permitían verse en medio de la oscuridad o simplemente a la luz de la luna. Cada 20 o 25 kilómetros fundaban una pequeña población de tal manera que era fácil encontrar cobijo y reponer fuerzas en medio del camino.
10-¿Cómo escribían?. ¿Conocían los números? Desarrollaron un sistema de escritura muy avanzado. No era un alfabeto tal y como lo conocemos hoy en día, pero sus signos jeroglíficos eran a la vez pictográficos y fonéticos. Representaban una idea, pero también la pronunciaban. Por ejemplo, ‘jaguar=balam’, lo encontramos a veces dibujado, a veces con las dos sílabas que conforman la palabra y a veces las dos cosas juntas. ¡Y nos son dos jaguares!…Imagino que así se aseguraban de que el mensaje llegara a todo el mundo. Los expertos han descifrado entre 700 y 850 símbolos distintos.
En cuanto a los números la cosa es todavía más complicada porque los mayas eran grandes matemáticos y lo eran con apenas tres símbolos. El 1 era un punto. El 5 una barra y el cero, y he aquí su gran diferencia, un caracol. Ellos incorporaron este concepto. Donde nosotros necesitamos 10 gráficos, ellos tenían 3…Y con esos expresaban todas las cifras que querían.
11-Cacao era considerado dinero. Sí, efectivamente…Ahora no es que lo regalen pero hubo una época en la que el cacao era mucho más valioso, tan valioso que se aceptaba como moneda de cambio. Cuesta imaginarlo pero fue así. De hecho el fruto de este pequeño árbol, que requiere, calor y humedad era frecuentemente utilizado en las ceremonias religiosas y para fabricar comidas y bebidas muy apreciadas.
El primer envío formal de chocolate a la Península se reporta en 1522. Después llegaría Italia, en 1606 y Francia, casi un siglo después de que lo probaran los españoles.
WAMOS
La mejor entrada para conocer la Rivera Maya es Cancún, ciudad a la que vuela regularmente una compañía de la que no sé si habéis oído hablar, pero con precios muy interesantes. Se llama Wamos Air, aunque os sonará más el nombre de Pullmantur que es como se llamaba antiguamente.