Todo viaje tiene un color, una tonalidad cromática que queda grabada en la retina para siempre. La Provenza es excepcionalmente rica en eso porque el cielo brilla más que en ningún otro sitio y el campo está más vivo que en ninguna otra parte. La Provenza es el sueño de muchos viajeros porque sigue conservando una esencia y un encanto difícil de guardar…Nos cogemos nuestra bicicleta y pedaleamos en busca de algún lugar diferente…Nos damos un paseo con los ojos bien abiertos y descubrimos la felicidad…Por cierto, ¿de qué color es la felicidad?
Puede ser del color LAVANDA que predomina en nuestro PASEO EN BICI. ‘Véloloisirprovence’ os ofrece recorridos por la comarca que se adaptan a vuestras posibilidades y sobre todo vuestro tiempo. El campo es excepcionalmente hermoso en primavera y en otoño, pero si vuestra disponibilidad es el verano, también es un momento fantástico. Domina el verde, el amarillo y el azul del cielo, pero también el violeta de distintos tonos.
La lavanda se cultiva a partir de 600 metros de altitud. Es menos uniforme a la vista y sus colores basculan entre el violeta intenso y el gris azulado, pero al concentrarlo para lograr una esencia, su olor es más refinado. El lavandín, en cambio, crece con una tonalidad más intensa. Se reconoce porque la extensión se tiñe de un único color que se percibe a kilómetros. Pero está menos valorado porque los expertos dicen que su olor puede ser un poco empalagoso. A la vista, desde luego, es una estampa inolvidable.
La felicidad puede ser del VERDE que nos recibe en el espléndido CASTILLO DE LOUBERON…Verde del jardín o quizá el ROJO que nos inspira la intensa mujer que lo regenta. Es voluntaria desde hace 20 años, pero se mueve con la seguridad de una dueña…Fuerte, decidida y con carisma, Janet Mead es una de esas féminas que sabes tras el primer vistazo que atesora un montón de vivencias que la permitirán decir que su existencia ha sido plena…
El Castillo además es una interesante construcción del siglo XV con dos partes bien diferenciadas. Una primera más medieval con una ‘loggia’ al estilo italiano, y otra más renacentista que se usa para conciertos y eventos culturales. De hecho este fue el primer Castillo Renacentista que hubo en Provence y por eso conserva un ‘aura’ especial. En el interior, atención a los muebles de excepcional calidad, algunos elaborados en Galicia y Toledo; y atención también al cuadro de ‘La Vierge à l’enfant’, el más valioso de toda la colección. Si tenéis el capricho de pasar una noche entre estas históricas paredes, sabed que podéis hacerlo porque se alquilan las dos habitaciones del recorrido.
La felicidad puede ser también del OCRE que nos golpea la retina en ROUSILLON…Están todos los matices del amarillo, anaranjado y rojizo de esta tierra excepcional que nos ofrece un paseo en el que te sientes en otra galaxia. El inolvidable paisaje que se divisa es el resultado de la explotación por parte del hombre de unos acantilados de fueron utilizados como canteras en los siglos XIX y XX. De aquí se extrajeron los colores que veréis invariablemente en las casas del pueblo, y que según dicen los lugareños, son tan puros que no estropean. Pasead por este excepcional camino y dejaros llevar por el entorno de este yacimiento de ocre que acabó en quiebra debido a la aparición de los pigmentos de la petroquímica. Hoy se conserva solo una fábrica, ‘Ockra’ que se ha convertido en Conservatorio para enseñar los procedimientos relacionados con esta industria que fue tan importante en la zona. Su exploración es sorprendente e interesante tanto para adultos como para niños…Y si además necesitáis algún pigmento natural, es el sitio para comprarlo porque tenéis asegurada la calidad.
…El día puede acabar con otra experiencia de gran felicidad a la que podemos dar el color GRIS…El gris de ‘LA CAVALE’, del acero de esa estructura moderna en la que se ubica esta bodega financiada y apoyada por Paul Dubrule, cofundador de los hoteles Novotel y Accord . Su gusto por la arquitectura moderna queda patente en toda la construcción diseñada por el arquitecto francés Jean-Michel Wilmotte, artífice también del Museo de Arte Islámico de Doha o de la Torre Teotista de Mónaco.
La familia Dubrule adquirió unas hectáreas de viñedos en los años 70 y hoy lo han convertido en un Dominio de importancia. Realizar una cata es la mejor manera de comprobar el resultado de un trabajo que ofrece blancos, tintos y rosados que se encuentran en los mejores restaurantes de Provence. En la visita conocemos a Eva, una sueca que se estableció en Francia después de casarse y que reconoce que todo lo que ha aprendido de vinos se lo debe a su suegra, la mujer que durante décadas regentó el restaurante familiar.
Viajando, las personas que encontramos también aportan mucha felicidad, igual que los colores…Y la Provence está llena de las dos cosas…Cogeros una bici y comenzad el camino, lo demás vendrá solo…¡A disfrutar!
La Provenza está bien comunicada con Madrid. La compañía Air Nostrum ofrece vuelos diarios en temporada alta…No se puede hacer más fácil