Paseando por Londres con Sherlock

Tiene ya 125 años, este año los cumple, pero goza de una estupenda salud de hierro. Cada pocos meses sale una nueva adaptación de cine o televisión que revive el mito del detective más famoso de mundo que se ha reencarnado en más de dos docenas de actores. Hoy nos paseamos por el Londres de Sherlock Holmes, el investigador privado más famoso de todos los tiempos, y el hombre que nos enseñó la capital británica a través de sus relatos antes de haber puesto un pie en ella.

El principio de la historia se sitúa… O mejor dicho, su autor, Arthur Conan Doyle lo sitúa en el ‘Criterium’, un estupendo restaurante ubicado en Picadilly que hoy sigue funcionando. Sus espectaculares arañas de cristal recuerdan que el lujo se puede esconder tras muchos lugares eclipsados por la multitud del centro. Al entrar a la derecha una placa recuerda que la primera vez que Watson oyó hablar de su, a partir de ese momento, compañero inseparable, fue aquí.

Puede ser el lugar para una comida de mediodía, o bien para el té de la tarde, un ritual sacrosanto que todavía se disfruta en muchos lugares del Reino Unido. Una ceremonia que comienza con aromáticos tés, como los buenos perfumes, que evocan lugares lejanos. Después os servirán una buena bandeja de sándwich entre los que destacan los de pepino y salmón, dicen que los preferidos de la Reina. Por último otra bandeja de varios pisos con dulce elaborado de manera artesanal en las cocinas del Savini.

Todo está delicioso, aunque nunca me puedo resistir a los ‘scones’ con nata y mermelada. La grasa quedará en la cadera, pero la nata recién hecha y la mermelada casera es un placer de dioses que me lleva al séptimo cielo. ¡Esto sí que es felicidad!.

Al lado de Picadilly se encuentra otro de los escenarios más curiosos de la última adaptación de la BBC. El ‘Sherlock’ de Benedict Cumberbath visita el barrio chino dentro de su aventura titulada ‘El Banquero Ciego’. Son apenas cuatro calles al lado de Leicester Square, pero el distrito oriental londinense conserva su esencia intacta que se siente nada más flanquear la enorme pagoda de uno de los extremos. A partir de aquí, restaurantes de pato laqueado, personas con ojos rasgados y escritura de pictogramas que nos hace sentir analfabetos. Sherlock viene acompañado de Watson para localizar a una conservadora del Museo Británico que huye de un asesino reclutado por una mafia.

La versión moderna de la BBC se pasea por todo Londres. En ese mismo capítulo aparece la sede de un banco robado que los productores sitúan en un infinito edificio de Liverpool Street. La azotea del lugar mantiene un exclusivo restaurante ,‘Vertigo 42’, en el que es necesario reservar y que tiene la particularidad de situarse sobre una plataforma que se mueve constantemente…¡Sin moverte de tu asiento ves pasar la ciudad delante de ti!.

Liverpool Street es ahora un buen barrio para que vayáis de mercadillos. El que se sitúa a diario es uno de los más modernos y cuidados, y su simple existencia es casi un milagro. Está ubicado en un lugar muy desfavorecido tiempo atrás. De hecho en uno de los laterales de la estructura cubierta, se encuentra el ‘Ten Bells’, uno de los pubs en los que se dice que Jack El Destripador captaba a sus víctimas. En la época de Sherlock Holmes pertenecía a esa zona deprimida y marginada a la que Conan Doyle mandaba a su detective cuando la inacción le paralizaba.

Watson oyó hablar de Sherlock por primera vez en el ‘Criterium’, pero Watson vió a Sherlock por primera vez en el Hospital San Bartolomé, o St Bart’s como le llaman los británicos. Se trata del sanatorio más antiguo de todo el Reino Unido. Fue levantado en el siglo XII y todavía hoy tiene más de 300 camas disponibles para enfermos de distintas especialidades. Holmes estaba en uno de los laboratorios que a día de hoy siguen funcionando e investigando la cura de enfermedades como el cáncer.

St. Bartholomew es el escenario de no pocas grabaciones de la serie de la BBC. Prácticamente todos los episodios tienen algún momento situado en estas paredes. Los fans se acordarán especialmente del más dramático de todos: el momento en que el detective se enfrenta a su eterno enemigo, Moriarty, y se tira al vacío. Si tenéis un guía con una vis dramática tan grande como el que me tocó a mi, podréis visualizar hasta el lugar exacto en el que Cumberbach acabó estampado contra el suelo para después resucitar.

La clínica se ha convertido en el punto final de una sorprendente procesión de admiradores de la cinta de todo el mundo. Muchos no puede reprimir los deseos de dejar escrito en la pared algún mensaje de cariño eterno. Imagino que la tentación es grande al ver escrito en el polvo el mensaje de amor en el que se convirtió el ‘Sherlocked’ de Irene Adler en ‘Escándalo en Belgravia’. Estos ventanales de la planta se han convertido en un altar improvisado no se sabe muy bien si para adorar al hombre, al personaje o al actor, que parece que también se ha erigido en mito erótico.

Conan Doyle convirtió Londres en un personaje más de sus aventuras. Comenzando por Baker Street cuyo número 221B no existía pero hubo que crear. Es el primer lugar que buscan los ‘Sherlo-adictos’ mundiales dispuestos a pasar las horas que haga falta en la cola para entrar en el apartamento en el que se recrean las estancias privadas descritas en ‘Estudio en Escarlata’. La espera siempre se hará más corta tomando alguna foto al guardia de la puerta, que os posará con amabilidad; o comprando algún recuerdo en el ‘Museo’ contiguo en el que se ve claramente el tirón económico del que sigue gozando el personaje del que podéis encontrar varias recreaciones en uno de los museos más visitados del mundo, el Madame Tussauds.

Este museo de cera fue el invento de una escultora para ganarse la vida con su talento, pero su éxito ha sido tal que ahora mismo es complicado encontrar una hora del día en el que no esté lleno. Aquí podéis ver y hasta fotografiaros con vuestro héroe particular: Roberth Downey Jr. y Benedict Cumberbach, los últimos actores que han encarnado al personaje esperan vuestra visita que puede ser enriquecida, si os gusta el misterio, con la experiencia que ofrece el museo para encontrar al asesino a través de las pistas que os dan. ¡Los niños lo disfrutan de lo lindo!.

Cuando los crímenes se resolvían convenientemente Holmes sabía siempre dónde celebrarlo, en ‘Simpson’s-in-the-Strand’, el restaurante del Savoy. Seguro que nadie se sorprenderá si digo que es uno de los espacios más elegantes de todo Londres, el lugar en el que Marilyn y la mayoría de estrellas de Hollywood paraban cuando visitaban la capital británica en la década de los 50 y 60. Pero puede que alguno no sepa que fue el primer hotel del lujo que hubo en la City y que también fue el primero que disfrutó de electricidad, ascensores y agua caliente en cada habitación.

Su restaurante y su salón de té tienen una visita, sobre todo para disfrutar de una tarde de relax. Holmes no dudaba en acercarse cuando la ocasión lo requería, así que vosotros, tampoco. El interior de Buckinham Palace, el lugar en el que el Sherlock moderno aparece envuelto en una simple sábana como protesta contra los métodos de su hermano Mycroft, se puede visitar dependiendo de en qué época del año estemos; Y la National Gallery en la que Holmes va a encontrarse con un grafitero y Watson acaba detenido, también claro. Es un museo público en el que el acceso es gratuito siempre…

Uno de los lugares que no está presente en la serie de la BBC, pero debería estar es el Pub Sherlock Holmes. Más allá del nombre, se cree que aquí estaba el hotel Northumberland del que Conan Doyle habla en ‘la aventura del soltero noble’ y al que podría referirse en ‘El Sabueso de los Baskerville’. Se trata de un edificio victoriano que ya existía en el siglo XIX y que hoy en día se ha reconvertido en un pequeño museo de recuerdos relacionados con el detective. La parte superior tiene una réplica de una de las habitaciones del apartamento privado de Holmes y Watson, claro que lo más popular son las pintas de la casa con los nombres de los protagonistas detectivescos. Pocos se resisten a no probarlas en las tardes de verano…

En fin, podríamos seguir porque la ruta de Holmes en Londres puede ser tan larga como queramos. El escocés Conan Doyle creo en Edimburgo un fabuloso personaje, londinense donde los haya. Convirtió la capital en un protagonista más de sus imperecederas historias hasta el punto de que ahora sería imposible separar lo uno de lo otro. Sherlock es Londres y Londres es Sherlock.

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *