Son los dos colores que dominan todo el pueblo de Assignan, en la Región de l’Occitanie Pyrénée Méditerranée. Están en varias casas de este recóndito lugar que se ha convertido en el refugio de una familia de millonarios belgas que en los últimos años han comprado varias casas y establecimientos y han acabado montando un pequeño ‘emporio’ de lujo repartido por todo el lugar. La marca ‘Château Castigno’ es ya un bar, un restaurante Thai, otro gastronómico, una tienda de ultramarinos de calidad, un salón de bienestar, un taller de cerámica, una galería de arte y varias casas para alquilar. En total 16 habitaciones distribuidas en varios espacios, pero todos en el mismo pueblo, Assignan…¡Ah!, y un dominio vitivinícola, en el que se elaboran vinos en esta región que ahora se esmera en producir más calidad que cantidad.
El renacer del lugar se debe en gran medida al esfuerzo de Elsa, la Directora Comercial y a las ideas del matrimonio Verstraete. El marido dirigía una empresa de empaquetado que vendió y la mujer era jefa de vestuario de producciones de cine, pero también se retiró. Ahora los dos disfrutan de este pueblo de la campiña francesa donde pasan la mitad del año. ‘La vendimia es una fiesta’ nos reconoce Elsa. Se hace a caballo y todo el pueblo tiene las manos manchadas de uva, el mismo color que se encuentra por doquier, incluso en las decoraciones de las exclusivas habitaciones que se puedes disfrutar.
Comencemos por la ‘casa de amigos’, una vivienda antigua reformada totalmente que tiene 6 habitaciones en el primer piso que quitan el hipo. Todas ellas son distintas y gozan de espacios grandiosos. Techos muy altos y decoración moderna puesta al servicio del disfrute: vestidor, ducha, a veces bañera en medio de la estancia, flores naturales y una botella del vino producida en el dominio: Rosé Brut, Merlot, Terra Casta, Secret des dieux, Grâce des anges, …Nombres de película para un lugar de cuento…
En la parte inferior se encuentran los espacios comunes, varios salones, uno de ellos con chimenea, y una cocina preparada para recibir a las casi 20 personas que se pueden llegar a juntar en torno a la gran mesa. La bodega acoge también catas de los vinos.
Assignan estaba casi muerto, pero ahora, en verano, la plaza se llena de los visitantes que vienen hasta aquí buscando paz y hacer un turismo diferente…Por eso se proponen actividades como alquilar bicicletas, calesas o scooters para pasear por los alrededores. También es posible subirse a un coche ‘vintage’ y pisar el acelerador…Eso solo supone ya una experiencia para no olvidar.
El proyecto ahora tiene envergadura y muchas de las personas que se han embarcado en él son pareja. La mano ejecutora, su directora comercial, Elsa, tiene antecedentes españoles, aunque nació en Isla Reunión. Estudió filosofía, vivió 10 años en Argentina y conoció a su actual pareja en Uruguay, donde él trabajaba como director de cine. Ahora Pablo dirige el bar de vinos. En total son 10 personas de 5 nacionalidades distintas trabajando a tiempo completo durante todo el año, pero en temporada alta doblan el número. El restaurante gastronómico está comandado por dos hermanos belgas que trabajan por primera vez juntos. Uno de ellos dirigía uno de los mejores ‘bistrot’ de Copenhague y el otro se marchó a hacer fortuna a Nueva Zelanda. Los dos triunfaron en su aventura, pero ahora se han reunido en torno a un mismo fogón.
El dominio vitivinícola también es interesante. Está al lado del Castillo de la Orden de Malta del siglo XII que han rehabilitado y que ahora parece una enorme mansión tipo ‘Falcon Crest’. Son 32 hectáreas de viñas, algunas de las cuales tienen hasta 90 años. Una producción mimada al máximo que da para 120.000 botellas. En unos meses se inaugurará una nueva bodega con un diseño vanguardista que según prometen colocará al Dominio Castigno en el mapa de lugares imprescindibles…Así que da la sensación de que mientras los Verstraete quieran, aquí hay cuerda y proyectos para rato.
