Es una pequeña isla tunecina que sin embargo tiene de todo para unas buenas vacaciones: playas estupendas, restaurantes con buena gastronomía y zocos con encanto. Pero aunque ahora es tranquila y muy segura, hubo una época en la que por aquí pasaron casi todos los piratas del Mediterráneo…Hoy te contamos la interesante historia oculta de este rincón del país lleno de diversidad y mezcla.
El corazón de Yerba es Houmt Souq, una población con casas bajas y calles peatonales llena de comercios y edificios de arquitectura tradicional. Las moradas encaladas y con pequeñas cúpulas, definen el perfil de la ciudad. Pero lo más característico del recorrido son los alojamientos de los mercaderes que transitaban en las Caravanas, los llamados ‘karavanserai’. Hoy son hoteles con mucho encanto en los que se puede tomar un café y disfrutar el ambiente por poco dinero. Estas pensiones eran el lugar en el que se alojaban los comerciantes de camellos que se detenían por la zona durante la época del Imperio Otomano. Todas las estructuras son parecidas y suelen componerse de 2 pisos en torno a un patio central.
Las plazas más populares están abarrotadas de gente, señores que se juntan a jugar sus partidas. ¡Son un espectáculo!. Hablan y gesticulan a la vez que mueven las fichas. Puede dar un poco de pudor acercarse para tomar una foto, pero cuando te ven las intenciones, lo más probable es que te inviten ellos mismos. Ya os he comentado varias veces, y nunca me cansaré de repetirlo, que lo mejor de Túnez son los tunecinos, abiertos, mediterráneos, y parecidos en muchos aspectos a nosotros…
He aquí la instantánea de ese momento en el que daban ganas de quedarse toda la tarde jugando a lo que fuera…La diferencia entre el turista y el viajero es que el primero dispone de tiempo para disfrutar de las situaciones improvisadas sin que nadie le espere en otro lugar…Ese es un lujo que todavía algunos no podemos permitirnos…¡Pero otros placeres sí!, como el de estar un buen rato admirando la fabulosa cerámica típica con filigranas llamativas y colores intensos
La primera vez que pisé Túnez, al volver, no podía con mi maleta…La llené de tal cantidad de fuentes, platos y cuencos, ¡que estoy segura de que estuvieron a punto de pararme en la frontera!…Afortunadamente eran otros tiempos…En mi última visita a Yerba tuve tentación de hacer lo mismo…
La isla está unida a la península por una calzada ,El Kantara, que funciona a modo de carretera. Este aislamiento, provocó que Yerba fuera uno de los primeros territorios en caer bajo el poder de los árabes en su campaña tunecina. En el Siglo XVI fue la base de operaciones de los piratas más célebres del Mediterráneo como los famosos Barbarroja y su lugarteniente Dragut del que corren mil historias, sobre todo las que tienen que ver con su huida de los españoles en 1551 y su posterior vuelta que acabó en una auténtica carnicería para nuestros compatriotas.
Pero los piratas no fueron los únicos personajes importantes que pasaron por la isla. En la antigüedad se dice que Ulises desembarcó aquí con su tripulación, en el país de los lotófagos’. Se cuenta en ‘La Odisea’ donde también se relatan los pormenores de la aventura en la que los marineros no recordaban el camino de vuelta tras comer las flores ofrecidas por los habitantes del lugar. Y ahora cada vez que te diriges a Yerba siempre hay alguien que dice: ‘cuidado, te diriges a la isla de los sueños.’
Recordad que la mejor manera de llegar a Yerba es con ‘Tunisair’, la compañía de bandera que tiene 4 frecuencia a la semana entre Madrid y la capital y 5 entre Barcelona y Túnez. Después, para llegar a Yerba, lo más sencillo es un corto vuelo doméstico de menos de una hora.