Atlas de Geografía Humana del ‘Australis’

Todo buen empresario sabe que lo más importante de una compañía es su capital humano, la calidad y capacitación de las personas que se embarcan en su proyecto. Mi viaje a la Patagonia fue un viaje muy, muy rico en muchos sentidos, también en el humano…Si me acompañáis, os llevaré a conocer a gente que sin tener grandes fortunas han vivido experiencias impagables. Tenemos de todo: supervivientes de tragedias marítimas, medio residentes en la Antártida, directores de cine convertidos en pequeños expedicionarios y hasta personas que cambiaron el rumbo de su vida tras una noche de juerga en un puerto. Vamos a conocerlos…

CRISTÓBAL…Él fue uno de mis grandes descubrimientos en el barco porque siendo todavía muy joven, ya sabe lo que es volver a nacer…Es chileno, estudió lo que aquí sería fisioterapia y se pagó la carrera trabajando en los cruceros en verano. Se matriculó en la carrera que querían sus padres, pero en el cuarto año ya sabía que no la iba a ejercer a pesar de que sus profesores le decían que se iba a licenciar con honores. Recorrió el Mediterráneo y el Caribe, sobre todo Bermudas, Bahamas y las Antillas Holandesas

-Muy linda Aruba… Yo me enamoré de Aruba…. Me enamoré de una niña de Aruba.

“No es lo mismo”, le digo. Se echa a reír y me responde: “Fue un amor bien porteño ese”. gente-7

Después de varias peripecias acaba en 2012 embarcado en el Transatlántico de Costa Cruceros que se hundió frente a Civitavecchia, Italia. 32 personas perdieron la vida, pero pudieron ser muchas más a juzgar por la mala gestión que se hizo de toda la tragedia: el tristemente conocido capitán desapareció y aunque tuvieron dos horas para evacuar a los pasajeros, nadie dio nunca la orden. “Todo lo que ese día pudo salir bien, salió mal”, dice Cristóbal mientras se lleva las manos a la cara; cuenta cómo los botes, cuando se tiraban al agua ”como el barco estaba inclinado se quedaban a media altura y no llegaban a ella”. Y añade: “Lo que más me costo superar fue los gritos de la gente saltando de la cubierta número nueve. Y escuchar el golpe cuando morían porque desde esa altura…”

Él salió vivo de milagro porque “en el momento de mayor adrenalina crees que puedes con todo”… Pero lo cierto es que faltó muy poco para que no lo pudiera contar. “Fuimos a levantar una compuerta porque había colegas detrás”. “La presión fue tal que me empujó contra la pared, perdí la conciencia y me quebré la pierna”. “Lo siguiente que recuerdo es que recobré la conciencia en el hospital”.

“Me costó mucho superarlo. Pero ya no tomo pesadillas… Yo no podía cerrar los ojos porque oía los gritos de la gente. Pero ya no”. Unos meses en tierra le hicieron comprender que su suerte ya estaba echada y que no aguantaba sin las rutinas de su vida a bordo…”Estábamos todos preparados, pero nadie estaba preparado para no tener ordenes”, quizá por eso cuesta tan poco entender la dimensión de un drama al que él sí ha podido hacer frente. Otros no han tenido tanta suerte: “ Por lo menos 36 tripulantes no se han vuelto a embarcar: camareros, meseros, traductores de a bordo”. Su mayor acicate es su hambre de conocimiento. “Yo sé que en algún momento me iré de aquí porque quiero conocer Asia” y “quiero hablar 7 idiomas, en este momento hablo 3 fluido: español, inglés, ruso” (que nadie se pregunte, ¿y ruso por qué? Porque esa es otra gran historia para la que ahora no hay tiempo) “y creo que es posible”.

Aunque cuenta escenas tremendas lo hace con emoción, pero sin dolor, como quién ha pasado su propio calvario y ya ve las cosas con distancia. Tiene siempre una sonrisa en los labios y una contestación medio de broma para cualquier cosa que preguntes. Es transparente como solo puede serlo alguien que está limpio porque no tiene maldad.

¿Tu mejor recuerdo? “En Cabo de Hornos, un estadounidense del sur de california. Su sueño era llegar hasta allí, pero venía en silla de ruedas… Las dificultades para llegar a la lancha eran enormes. Lo bajamos entre 4, pero lo conseguimos porque el lema de la empresa es ‘todos llegan’, ‘nadie tiene restricciones’. Lo sentamos en el pequeño muelle que hay ahí. Se puso a llorar me dio la mano y me dijo que ya podía morir en paz. Ver las lágrimas de alegría de una persona fue lo más”.

EL CAPITÁN…Siempre quiso hacer lo que hace ahora: estar en el mar, aunque sea surcando estrechos fiordos que ponen a prueba su pericia de Capitán. Adolfo Navarro es un señor amable y educado, al que no le gustan nada los medios. No puede evitar cambiar el rictus cuando tiene que afrontarlos. Lo hace con paciencia y resignación, pero en el fondo diciéndose que ese no es su trabajo…gente-4

Y tiene razón, pero nadie puede contar por él los peligros de los canales patagónicos, traicioneros laberintos en los que las corrientes y el viento pueden jugar malas pasadas si se hace mal un cálculo. Es hombre de pocas palabras, en eso marino hasta la médula, pero se intuye una persona equilibrada y feliz. Tranquila y sin dudas. Y que piensa de verdad eso de que “es una gran satisfacción llevar a mucha gente a cumplir su sueño de desembarcar en Cabo de Hornos”.

MAURICIO…Y de capitán a capitán porque no es quién lleva el timón, pero es el líder espiritual que necesita un proyecto de estas características. Es claramente la persona que controla y dirige la idea empresarial que hay detrás del Stella Australis. El que tiene en claro qué se hace en cada momento y por qué se toman las decisiones que pueden no gustar a todo el mundo. Obviamente no lo hace solo, pero en los momentos cruciales alguien tiene que tener la última palabra. Y ese es el jefe de expedición.

Ha vivido largas temporadas en Estados Unidos y España, de dónde le ha quedado un aire cosmopolita de persona que se ha asomado a otras culturas para asimilar lo mejor de ellas e integrarlo en la propia…Pero el gran misterio de su vida para mi era: ¿cómo ha llegado un hombre con estudios de ingeniería y cinematografía a ser Jefe de Expedición de un barco como este? Diremos que un día, haciendo la travesía, vio clara la posibilidad de emplear todos los conocimientos que había ido adquiriendo durante años en historia y cartografía náutica. Probó a encajar esa idea, y hasta hoy… gente-6

La foto ha sido hecha en uno de los desembarcos que confiesa que más le gustan, la Bahía Wulaia, dominio de los Indígenas Yámanas durante siglos y un lugar con unas vistas fabulosas. “Tiene una energía tremenda. No es el ‘landing’ más espectacular, pero la gente en los test que hacemos lo nombra con frecuencia”.

Se ve que necesita buscar constantemente nuevos desafíos para no caer en la monotonía y que encuentra pequeños recovecos en los que intelectualmente se siente cómodo tras 12 años en la misma empresa. “Yo no sé la de veces que he ido a Cabo de Hornos, a lo mejor unas 600 en todo este tiempo…Pues filmo y hago fotos cada vez que voy”. También confiesa una vinculación afectiva especial con una colonia de elefantes marinos a los que sigue desde hace años y con los que pasa todo el tiempo que puede en Ainsworth.

Habla de los exploradores europeos que se aventuraron en Tierra de Fuego por primera vez como de “visionarios generosos” que se movían por algo más que por dinero y no puedo evitar pensar que de tanto investigar sus rutas y sus hazañas seguro que a Mauricio se le ha pegado algo de ese espíritu.

RODRIGO…El chileno que habla Rodrigo es raro. Tanto, que muchas veces sus propios compatriotas le preguntan: ¿De dónde eres?. Rodrigo es Pascuense, de Isla de Pascua, aunque su familia está diseminada por medio mundo y a día de hoy es casi un milagro juntarles.

“El año pasado lo conseguimos”, me dice. Y cuando llegamos a Barajas estuvimos hora y media en inmigración porque mis parientes más cercanos tienen pasaporte de 5 lugares distintos. “¡Un follón!. Mi hija vive en Australia…Mi hermana mayor es española, mi hermana pequeña norteamericana, yo nací en Honduras, pero crecí en Estados Unidos, donde ahora vive mi madre. Mi padre era marino de la armada Chilena y por eso nos movíamos tanto. Mi abuela era pascuense, y mi abuelo del continente”. Y otra bisabuela italiana, añado yo, así que una se pregunta: pero ¿en qué idioma se entienden?…Rodrigo no habla la lengua de sus antepasados, pero su familia sí, aunque su padre no se la enseñó quizá porque en ese momento “no la tenía suficiente apego” . Pero él quiere aprenderla y volver a sus orígenes porque no olvida que desciende de los ‘tukis’ y sabe que su fisonomía es distinta, es polinesia. gente-5

No aguanta 6 meses en tierra, necesita viajar tanto como respirar. Lo ha ‘mamado’ desde pequeño y por eso trabaja en Cruceros desde hace años. Es lo que más le gusta. Ahora está conociendo la Patagonia, pero alguna vez cambiará porque su objetivo es visitar todos los continentes. Está cerca, solo le falta la Antártida…Y luego, a seguir viajando…

MARCELA. Con ella me tomaba el primer café de la mañana, para mi el más importante. Manuela me recibía con una gran sonrisa y conversación, pero sin dejar de moverse poniendo bebidas y bollos. Ha estado 10 años en misiones científicas en la Antártica, continente helado que se ha convertido en su segunda casa porque al hablar de ella sus ojos brillan como estrellas. Nunca tuvo miedo, ni siquiera en medio de las tormentas más fieras. Nunca se mareó, ni siquiera en medio del Paso de Drake que tarda 3 días en atravesarse y que es una auténtica batidora. Manuela pasaba cada año las pruebas necesarias para embarcarse con la tripulación científica de la NASA . Y allí, entre la nieve, el hielo y el frío era feliz. gente-2

Pero los años pasan y la familia pesa, y volver a Chile se convirtió en una decisión que ya no podía posponer más. Ahora también está contenta, atravesando la Patagonia y asomándose a Cabo de Hornos, el lugar que cada semana la lleva más cerca de su adorado Continente Blanco.

FELIPE, ‘PIPPO’…Felipe es un poeta. Nació en Recife, Brasil, pero los versos de su vida se han ido escribiendo en distintos lugares de Europa y América Latina. También en España porque parte de su carrera de Diseñador industrial la hizo en la Valladolid Castellana. En la Patagonia guía las excursiones más exigentes. Las que han tenido que poner en marcha para los viajeros que se marcan retos físicos en los paseos y que quieren sudar mientras los demás nos paramos cada 10 segundos a tirar 20 fotos. Felipe habla de manera pausada y con un pequeño acento que no identificas muy bien. Tiene una web (www.viajandonaviaje.com) en la que va volcando sus experiencias y sus vivencias en una tierra en la que parece muy cómodo. gente-8

Cuando llegamos a Ushuaia, bien pasada la medianoche, unos cuantos nos apelotonamos para desembarcar a tomar algo cerca del puerto. Él apareció vestido de calle y con un libro bajo el brazo como ‘arma mortal’ en medio de la noche. Lo dicho, es un poeta.

MANUEL Y CLAUDIO son Barman. …El primero conoce muy bien España porque ha vivido varios años en Barcelona. Desde allí hacía su ruta por el Mediterráneo y cuando lo cuenta se le ilumina la cara. Claro que se le ve tan buena persona que es difícil que hable mal de algo o de alguien. Es profesional, observador y paciente y hace unos ‘gin-tonic’ de campeonato, ¡doy fe!. gente-3

Claudio, su colega y compañero, lleva 25 años navegando, y como podréis imaginar en ese tiempo ha visto todo tipo de historias para no dormir: desde una mujer que se encontró a su marido besándose con otro y así descubrió que era homosexual hasta un millonario ruso que llegó rodeado de bellezas e intentando sobornar a los camareros para que le dejaran el bar abierto toda la noche. ¿Y lo hicisteis?, le pregunto. No, pero le dejamos una botella para que la disfrutara. Un guionista de Hollywood tendría problemas para imaginar las situaciones que ha debido de presenciar Claudio en todos estos años en un Crucero que cuenta fundamentalmente con clientela de medio mundo y generalmente adinerada.

A veces entretiene el tiempo sacándose fotos con gigantones de más de dos metros. La instantánea queda simpática porque él es mucho más bajito, pero también me recuerda la primera parte de un el refrán que decía siempre mi abuela: las esencias vienen en frascos pequeños…

Para despedirme me revela el secreto de un buen ‘calafate shower’, la bebida que hay que consumir para volver a la Patagonia. Lápiz y papel que allá vamos: pisco, limón, azúcar, hielo, un golpecito de clara de huevo y todo a la batidora. Después una pizca de salsa de calafate y ¡a beberlo de un trago!.

PATRICIO…Es el hombre que brinca y levanta las manos en el ángulo derecho. Si a alguna de vosotros le parece que es un ‘viejo zorro’, tiene toda la razón. En su ficha técnica dice que habla español e inglés, pero yo os aseguro que también sabe latín, y puede que hasta griego. Eso no me dio tiempo a sondearlo. Comenzó a estudiar leyes pero estaba claro que trabajar tierra adentro no era lo suyo. Un día de copas, en Punta Arenas se cruzó su destino. Una chica conocida le pidió ayuda con un ‘gringo’ al que no entendía. gente-1

Después de una breve charla en la que parece que se entendieron bien, el americano le ofreció un trabajo para ir en un barco a la Antártida. Patricio aceptó pero entonces el otro replicó:

-Primero me tienes que besar las posaderas (la palabra literal que él me dice es un poco más gruesa).

A lo que Patricio, respondió:

-Sabes lo que te digo, que en mi país las posaderas me las besas tú a mi.

El envalentonamiento del chileno le gustó al extranjero que le citó en el puerto a las 8 de la mañana y le recibió diciendo:

-Pasa, que ahora sí tús posaderas son mías…¡A trabajar!…

Y así comenzó una aventura que de momento dura 17 años.

Su vida cambió en una salida de copas, pero no os dejéis engañar por esta historia…Patricio, Pato para sus compañeros, es un tipo eficiente que organiza los desembarcos y lleva a los 200 pasajeros más ‘rectos que una vela’ que se dice en mi tierra. Guante de seda en puño de hierro. Con su voz profunda podría haber sido actor de Hollywood a lo Bogart. Pero se quedó en la Patagonia surcando el mar. ¡Eso sí es un golpe de suerte!

Hay muchas más personas porque el Atlas es grande y la Geografía más…Me quedé con ganas de hablar con Germán, Juanita, Mónica o Diana ; y también con las personas de las cocinas que tan ricas comidas nos preparaban. Tampoco hubo tiempo, porque están medio escondidos y son de pocas palabras para acercarme a los mecánicos, que tan cariñosamente me despidieron al marcharme.

En todos los viajes siempre hay varios viajes. Uno es el lugar y otro es la gente que se cruza en tu camino…Y esa es muchas veces la principal razón para moverser: conocer a personas distintas, con vidas distintas, que por unos minutos puedes compartir.

 

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