Ha pasado más de un siglo desde su hundimiento y sin embargo todo lo que está relacionado con el Titanic sigue despertando interés y atrayendo hordas de turistas. La ciudad irlandesa de Cobh fue la última parada del desafortunado trasatlántico antes de hundirse. El pequeño edificio en el que en 1912 se vendieron los tickets para poner rumbo a Nueva York, alberga hoy un museo que recuerda la historia de ‘El insumergible’ y que está abarrotado de visitantes. Hoy nos paseamos por las últimas horas de la vida del que se decía que era el barco más grande y lujoso de todos los tiempos.
En ese puerto de principios del siglo XX, del que hoy solo quedan unas pocas maderas, se subieron 123 pasajeros: 113 de tercera clase, 7 de segunda y solamente 3 de primera. Las dos últimas categorías daban derecho a esperar en este edificio que hoy contempla un ir y venir de cruceros que transportan sin inmutarse 4.000 pasajeros. Con la mitad de gente, el Titanic se convirtió en una leyenda conocida en todo el mundo.
Aquella mañana del 11 de abril de 1912, el Titanic llegó a Cobh a las 11.30 de la mañana. Entonces la ciudad era todavía Queenstown, el nombre que recibió el pueblo después de la visita de la Reina Victoria. Los muelles estaban llenos de los pasajeros de tercera que habían pagado las 8 libras del pasaje para ir en busca de oportunidades al Nuevo Mundo. Era una cantidad de dinero muy considerable si tenemos en cuenta que en todo un año de duro trabajo no se ganaba más de 14 libras. Pero una propina para los millonarios que desembolsaron las 870 libras de su pasaje de primera, lo que hoy serían 69.000 euros.
Las dos habitaciones tipo, la de tercera categoría y la de primera, están reproducidas en la exposición. Por cierto, ahora sorprende enterarse de que los pasajeros de clase más baja, 700 en total, contaban únicamente con dos baños para todos ellos. Está claro que no hablamos de retretes, si no de espacios con tinas y los utensilios necesarios para hacer la higiene integral del cuerpo.
Desde aquí se tomó la última fotografía que hay del barco, ya en altamar dirigiéndose a su propio destino. Desde aquí se tiró la última instantánea de los ‘transfer’ que llevaban a los pasajeros hasta el Titanic …Quizá a alguno le sorprenda enterarse de que el transatlántico no entró en el puerto de Cobh. No podía porque no tenía calado suficiente. Se quedo detrás de la isla de Spike, la que se ve justo en frente del puerto, un gran peñasco que en algún momento llegó a funcionar como cárcel.
Ya hemos contado que subieron 123 pasajeros …y bajaron 7 de segunda clase, entre ellos el Padre Francis Browne, un Jesuita al que su Obispo le había pagado el billete. De él son las últimas fotografías que conservamos del interior…
De los pasajeros paseando por cubierta y de un marinero que podría ser la última imagen del Capitán Smith, el Superior del barco que era el favorito de la clase adinerada y que pensaba retirarse después de esta travesía…Nada de eso pudo ser posible…El destino se cruzó en su camino.
CÓMO LLEGAR:
Iberia Express acaba de inaugurar ruta entre Madrid y Cork. Dos frecuencias por semana, los miércoles y los sábados, que hacen cómodo y rápido el viaje a la segunda ciudad irlandesa. Se pueden encontrar trayectos desde 49 euros siempre que se compre ida y vuelta. Una ganga por disfrutar de una capital que puede ofrecer de todo: gastronomía, cultura y un sinfín de actividades para pasar unos días de verano inolvidables. El avión ya lo tenéis, ahora sólo falta que encontréis el momento de hacerlo. Ánimo chicas, ¡no os arrepentiréis!