María Antonieta Mayorga vio hace décadas cómo los furtivos arrasaban con todos los huevos de tortugas que encontraban en las Playas de El Salvador. Se quedó tan horrorizada que cuando volvió a su país natal después de vivir 30 años en San Sebastián se implicó en máximo en el proyecto Quelonia destinado a salvar estos animales tan importantes para los Océanos y el Planeta.
Porque la realidad es que todas las especies de Tortugas marinas están en peligro de extinción debido a la caza, la contaminación y a determinadas creencias populares que aseguran, por ejemplo, que los huevos son afrodisiacos naturales. María Antonieta nos cuenta cómo hubo una época en la que estaban de moda comerlos en las fiestas de ‘baby shower’ de los bebés. Y eso que disparan el colesterol. Un huevo de tortuga tiene tanto como 14 de gallina…
Las playas salvadoreñas se han convertido en uno de los últimos refugios para salvar a las tortugas marinas… 4 de las 7 especies conocidas acaban recalando aquí porque todas ellas vuelven a poner sus huevos al lugar en el que nacieron. Baule, Golfina, Prieta y Carey recorren los Océanos de medio mundo, pero siempre vuelven a las aguas en las que nacieron. María Antonieta nos explica que hoy es uno de esos días en los que se van a liberar especies. Los animales vienen, desovan, ponen sus huevos, algunos hasta 100, con dolor (cada vez que sacan uno sueltan una lágrima) y después de cubrir el agujero vuelven al agua.
Y ahí es cuando quedan a merced de los furtivos que venden la mercancía a buen precio. El proyecto de María Antonieta, que cuenta con patrocinio de El Salvador y Estados Unidos, ha conseguido que muchos tortugueros que antes vendían huevos en el mercado negro, ahora sean guardaplayas y reciban ingresos por protegerlos. El dinero que se mueve en torno a esta actividad ilegal es tal que para hacer la suelta de pequeñas tortuguitas hay que acotar una zona vigilada por el ejército.
Sorprende lo negras que son recién nacidas. Y lo que se agitan hasta que se las pone a caminar en la arena. En este país es delito desde el año 2009 capturar cualquier quelonio, y parece que poco a poco la población se va concienciando sobre la necesidad de preservar esta especie que lleva en el mundo 160 millones de años.
Los colegios se lo han tomado en serio y ya hay charlas para hacer a los más pequeños partícipes del reto. Con estos proyectos y mujeres como María Antonia todavía hay esperanza.