Es uno de los lugares más populares de Cracovia. Su visita es imprescindible para los cinéfilos. La fábrica de Oskar Schindler, el personaje en cuya biografía se basó la película que dirigió Steven Spielberg se conserva en esta ciudad polaca. Allí se rodó gran parte del film y lo veréis porque el recorrido está trufado de fotografías que recuerdan el rodaje. Hoy visitamos este lugar lleno de historia y de cine que llenó a sus productores de premios: consiguió 7 Oscar, incluídos el de mejor película y mejor director, 7 Bafta y 3 Globos de Oro.
La historia de Schindler es la de un oportunista que en su búsqueda constante de negocio se afilió al Partido Nazi y acabó alternando con las altas esferas de la SS. Sus conexiones con el poder le permitieron comprar una fábrica de ollas de esmalte que producía utensilios de guerra y que funcionaba con mano de obra judía seleccionada en el campo de trabajo de Plaszow.
Hasta aquí la historia de muchos hombres de negocios de la época, pero la trayectoria de Schindler se convierte en excepcional cuando toma conciencia de lo que está pasando y decide implicarse para salvar a 1200 judíos del exterminio nazi.
La fábrica es un recordatorio de este suceso…Antes de entrar echad un vistazo a las fotografías de los cristales de la puerta, son las personas que sobrevivieron gracias a él. Ya en la misma entrada, fotografías de Spielberg y Neeson ayudan a ubicar los lugares de rodaje. El primer set que encontraréis, una larga escalera por la que se accede a las oficinas. Aquí el director de origen judío coloca el momento en el que una mujer busca a Schindler para pedirle que interceda por ella y su familia.
La visita es también una buena excusa para conocer de primera mano la situación de la Polonia invadida. Antes de la Segunda Guerra Muncial, Cracovia era una ciudad con casi 70.000 judíos. Ahora, apenas sobreviven 200. Y lo que pasó durante ese tiempo queda documentado en esta fabrica-museo de manera amena. Se ven los carteles que proclamaban que ‘el trabajo era obligatorio para los judíos’, los brazaletes con la entrella de David que los ‘señalaba’ frente a los alemanes y hasta los tranvías en los que no se les permitían subir. Para ellos estaban totalmente prohibidos.
Roman Polanski no quiso rodar ‘la lista de Schindler’. No estaba preparado para hacer frente a los recuerdos de la niñez. Polanski logró escapar del Gueto de Cracovia a través de las alambradas. Tenía entonces 8 años y por eso la barbarie nazi ha sido una constante en su vida y en su obra.
Otro lugar muy interesante es el despacho del propio Schindler con su escritorio y el mapa en el que iba marcando los países que caían bajo el yugo del Tercer Reich. Ahora se ha llenado también de ollas iguales a las que se hacían en ésta fábrica y que permitieron salvar a 1200 judíos inscribiéndolos en esa famosa lista que la película colocó en primer plano. En su momento fue el film en blanco y negro más caro de la historia. Pero también el que más recaudó. Costó 22 millones de dólares, pero ingresó más de 321. Y sobre todo logró que mucha gente conociera las atrocidades y también las heroicidades de algunos pocos hombres que fueron capaces de arriesgar su vida para salvar a otros.